Una de las más importantes vías de comunicación de la península es la que une el Valle del Guadalquivir con el centro de la Meseta, desde Córdoba a Toledo.
Su trazado al salir de Córdoba está condicionado por la orografía, pues su itinerario ideal NNE corta casi perpendicularmente la dirección dominantes del plegamiento herciniano de Sierra Morena, NW-SE, lo que impide que haya un camino recto para ir desde Córdoba a Toledo. Para subir ese escalón desde el Guadalquivir hay dos pasillos:
Pasillo occidental (PW): subiendo por Cerro Muriano, desviándose ligeramente hacia poniente para luego girar hacia el nordeste.
Pasillo oriental (PE): se remonta el río para luego girar decididamente al norte.
Por cada uno de estos corredores transitaron diversos caminos, que fueron habilitados o tuvieron un mayor uso en función de las circunstancias históricas. Esto es algo muy importante, pues para hablar del camino de Córdoba a Toledo hay que tener en cuenta el periodo concreto que se trate, pues no hubo uno, sino varios. Así que vamos a desglosar los caminos que se emplearon por cada pasillo en cada época.
PASILLO ORIENTAL (PE):
Son los más idéoneos, pues la distancia a recorrer es más corta y porque el batolito se ensancha hacia el saliente, lo que hace que sea menor el espacio de sierra a atravesar.
(PE2) Camino Real de Córdoba a Toledo por Adamuz y Conquista; o Camino de la Plata; o Camino de las Ventas. Subía el río para desviarse al norte y llegar a Adamuz, por donde proseguía hasta Conquista. Abandonada la provincia por el río Guadalmez, continuando por la de Ciudad Real por los pasos de La Garganta y El Horcajo. Es la ruta más corta para ir desde Córdoba a Toledo, 272 km en total. Los testimonios de su uso en periodo romano y tardoantiguo son muy abundantes: su nombre, Camino de la Plata o calzada delapidata según Isidoro de Sevilla, una vía empedrada de origen romano; tramos de empedrado que aún se conservan; minas romano-republicanas; un par de centenares de sepulturas tardoantiguas a no más de un par de kilómetros del camino, algunas incluso colindando con él.
Su empleo hasta la Edad Media es indudable, pero durante ese convulso tiempo cayó en desuso por una razón que considero de orden estratégico: tras dejar la provincia cordobesa cruza las estribaciones de Sierra Morena por dos pasos muy cómodos, La Garganta y El Horcajo, pero con el grave inconveniente de ser auténticas encerronas, pues cualquier ejército quedaría copado con gran facilidad, y ningún comandante míninamente avisado se metería en ellos en periodo bélico. Es lo que les ocurrió en 1835 a las Milicias liberales de Pozoblanco y Villanueva de Córdoba que perseguían a una partida de carlistas, fueron masacrados en La Garganta. Creo que es por esta razón por la que durante el Califato y periodos posteriores no fue empleado, volviendo su uso cuando retornó una cierta estabilidad en el siglo XIV.
(PE3) Camino Real de Córdoba a Toledo por Montoro, Fuencaliente y Puerto Ventillas. Es otra vía que aprovecha unos buenos pasos naturales para cruzar la serranía, aunque algo más larga que la anterior. Discurre por el río hasta Montoro, desde donde gira al norte por Cardeña y Azuel para continuar por la falla del Yeguas y llegar al manchego Valle de las Alcudias. Las explotaciones mineras cercanas a él del periodo protohistórico y romano explican su existencia desde tiempos remotos.
(PE1) Camino de Córdoba a Toledo por Guadalmellato; o Camino del Armillat; o Balat al-'Arus. El Califato necesitaba un camino rápido y cómodo para unir dos de las principales ciudades de al-Andalus, y dado que el Camino de la Plata fue desechado por razones tácticas, habilitó otro paralelo y a corta distancia de él (quizá aprovechando infraestructuras anteriores romanas), que evitaba La Garganta y continuaba hacia Toledo cerca de Puerto Mochuelo. Su tránsito por el batolito granítico de los Pedroches no tenía obstáculo, el gran problema era que para subir las estribaciones meridionales de Sierra Morena al dejar el río necesitaba de grandes obras de infraestructura y mantenimiento, algo que se podía permitir un poder central fuerte como el califato. Pero cuando éste desaparece, el abandono de esas infraestructuras hizo que cayera en desuso.
A mediados del siglo XII el camino de Córdoba a Toledo cambió su traza, empleándose los del pasillo occidental (PW). El de la Plata quedaba descartado, y el del Armillat, inutilizado. El de Montoro y Fuencaliente sufría la presión de las cabalgadas castellanas. No hubo otro remedio que emplear otros caminos, más largos pero seguros, los pertenecientes al
PASILLO OCCIDENTAL (PW).
Fueron varios, que en algunos tramos unían sus trazados. Todos tenían un origen común al salir de Córdoba, excepto el Camino Real de los Pedroches (PW3).
(PW2) Córdoba-El Vacar-Chimorra-Pedroche-Puerto Mochuelo, o Camino Viejo. Dejaba Córdoba subiendo la cuesta de Santo Domingo, uniéndose al Camino Nuevo (PW3) algo más allá del actual embalse de Guadanuño. Proseguía hacia Villaharta, y en La Chimorra, unos centenares de metros de la basílica de El Germo (seis kilómetros al este de Espiel), el Camino Viejo giraba al norte por el camino del Musgaño, encaminándose hacia Pedroche y dejando Córdoba para ir hacia Puerto Mochuelo.
(PW3) Córdoba-El Vacar-Calatraveño-Pedroche-Puerto Mochuelo; o Camino Nuevo; o Camino Real de los Pedroches; o Cañada Real Soriana. Se separaba el Camino Viejo en El Germo para ir algo más al oeste, por el paso del Calatraveño, para girar al NE hasta Pedroche, donde confluía con el Camino Viejo.
Al llegar a Pozoblanco este camino se bifurcaba: por el NE en dirección a Pedroche, y al norte por El Guijo: es la Cañada Real Soriana (PW3Cñd), una antigua vía romana revitalizada tras la Mesta. Ambos caminos, la Cañada Real y el Camino Real (desde Pedroche PW1 + PW2 + PW3) traspasaban el límite provincial por lugares distintos, pero volvían a confluir un par de kilómetros al norte del Guadalmez.
(PW1) Córdoba-Obejo-Pedroche-Puerto Mochuelo. Poco más al norte del Guadanuño se separaba del Camino Viejo para dirigirse a Obejo y de ahí a Pedroche. Es una vía muy recta en el plano, pero al atravesar los plegamientos de Sierra Morena su trazado es muy abrupto.
(PW4) Córdoba-El Vacar-Castillo de Viandar-Belalcázar. Tras llegar a El Vacar, continuaba por el valle del Guadiato con marcada dirección NW hasta llegar al castillo de Viandar, cercano a Belmez. Desde allí giraba al norte para llegar a Belalcázar.
Distintas fuentes confirman el uso de estos caminos durante los siglos XII y XIII, aunque la interpretación de la descripción del camino de Córdoba a Toledo de Idrisi ha generado múltiples controversias (esta cuestión también merece una entrada en el blog). Pero todos ellos, como digo, se emplearon, aunque no en el mismo tiempo por las circunstancias históricas.
Cuando Idrisi estuvo por Córdoba en la primera mitad del siglo XII el camino hacia Toledo iba por Pedroche (PW1, PW2, PW3), pero tras la conquista de varias plazas del norte de Córdoba por Alfonso VII en 1155, entre ellas Pedroche, hizo que el camino debiera dirigirse muy al oeste, hacia Gafiq-Belalcázar (PW4), en dirección opuesta al trazado ideal. La explicación que encuentro al confuso pasaje de Idrisi es que fundió en uno lo que eran dos caminos, uno por Pedroche y otro por Balalcázar.
Cuando se conquista Córdoba en 1236 y la frontera se traslada al sur del río, se abandona el camino por Gafiq y se retoma el de Pedroche, menos largo.
A finales del siglo XIV el Concejo de Córdoba promovió ventajas fiscales para quienes habilitaran ventas en el Camino de la Plata (PE2), por el corredor oriental, donde los viajeros pudieran acogerse a viandas y a lo que menester hubieran. Fue este camino, el más corto, el que se acabó imponiendo desde los siglos XV al XVIII como la principal vía de comunicación entre el Valle del Guadalquivir y el centro de la Meseta, hasta que Carlos III, en un absurdo geográfico, inventó los atascos de Despeñaperros, haciendo que pasara por ahí el Camino de Andalucía. Pero la lógica retornó, pues el AVE discurre paralelo al Camino de la Plata, y también por el NE de los Pedroches transitan las más importantes infraestructuras nacionales, como dos oleoductos o un gaseoducto.