Juan Ocaña Prados, en su obra Historia de la villa de Villanueva de Córdoba de 1911 escribió (págs.
48-49) que el Pozo de las Vacas estaba “situado
entre el callejón de dicho nombre y el de Torrecampo, a distancia de 400 metros
del pueblo próximamente”. (El Callejón de las Vacas es la continuación
rural de la calle Bailén.) Todos los que han estudiado la inscripción, desde el
padre Fidel Fita a Armin U. Stylow, han dado por bueno tal lugar de aparición.
Esto suponía que la ubicación que había dado Juan
Ocaña Prados era errónea; a la salida hacia Torrecampo hay un pozo, pero
conocido como Fuente del Sordo; Ocaña lo convirtió en el Pozo de las Vacas donde
se halló el trifinio.
Desde que escribimos este artículo hace un año hemos
tenido conocimiento de más documentos que avalan nuestra hipótesis: el Pozo de
las Vacas estuvo por el camino de Pedroche, y no en el de Torrecampo.
El primero es el acta de la sesión del Ayuntamiento
de Villanueva de Córdoba celebrada el 01-09-1867. En el verano de ese año la
corporación municipal decidió crear trabajos de empedrados de calles y
composición de caminos para paliar el problema que representaba el abundante
número de braceros desempleados, especialmente tras la venta de los hasta poco antes bienes comunales de la Jara. Ese día el Alcalde informó que “había dispuesto la formación de siete
cuadrillas, que se ocupasen de la composición de los caminos de Adamuz y
Córdoba en el sitio de la Zorrera; el de la Venta de la Jara en el Calvario; el
de las Aldeas de Azuel y Cardeña en la Fuente de la Zarza; el de Conquista en
las entradas de esta población; el de Pedroche en el sitio Huerta Perdida; el
de Torrecampo en la Fuente del Sordo”; y el de Pozoblanco en el Regajito…”.
(Acta de la sesión del Ayuntamiento de Villanueva de Córdoba del 01-09-1867.)
Es decir, el pozo que está a la salida de Torrecampo, y al que hacía mención Ocaña, era llamado en 1867 Fuente del Sordo, no Pozo de
las Vacas.
El segundo es un documento de compraventa ante el
escribano de Villanueva de Córdoba Antonio Martínez Moreno, fechado el
07-06-1592. En él Francisco Ximenez Herrero y Francisca Ximenez, su mujer, venden
a Anton Sanchez Loçano, hijo Juan Garcia Loçano, difunto, de “un pedaço de tierra para corral que nosotros
avemos junto a esta dicha villa junto a la parte que dizen Pozo las Vacas, que
alinda con el exido de esta dicha villa, y con tierras de nos los dichos
vendedores, y con tierra para corral de Martin Fernandez Gannan”.
(Escritura de venta de 07-06-1592 con mención al ejido y al Pozo de las Vacas.)
La palabra ejido proviene del latín exitus, salida, pues solía estar a la salida del camino de acceso a la población, en nuestro caso el camino de Pedroche. El Pozo de las Vacas se encontraba inmediato al exido de Villanueva, por lo que no podía
estar tan alejado como la Fuente del Sordo. Y ya se ha dicho que nuestro pozo
candidato estuvo, precisamente, en la calle Egido, y a una veintena de metros del camino a Pedroche.