En el dolmen de Las Agulillas

jueves, 30 de abril de 2020

Romerías especiales de la Virgen de Luna


Javier Torralbo Gallego. Juan Palomo Palomo.

     La de este año 2020 pasará a la historia como la romería que no se pudo festejar, la gente de Villanueva de Córdoba no podrá acompañar a la imagen de la Virgen de Luna desde su santuario de la Jara hasta la iglesia de San Miguel. Las circunstancias obligan.
     En muy escasas ocasiones el pueblo jarote ha faltado a esa cita, pues el día tradicional de la romería, el Lunes de Pentecostés, es por excelencia el Día de Villanueva; o hubo algún suceso muy especial en ella. Podemos repasarlas desde las más recientes a las más antiguas.

Romería de 1936.

     La II República modificó sustancialmente el papel que había tenido secularmente la religión, implantándose un estado laico. El artículo 27 de la redacción final de la Constitución de 1931 establecía que “las manifestaciones públicas de culto habrán de ser, en cada caso, autorizadas por el Gobierno”. Es decir, no se prohibían pero podían dar lugar a un tedioso trámite o al silencio administrativo. Pero tras el triunfo del Frente Popular en febrero de 1936 aumentó la tensión a nivel nacional entre el clericalismo y anticlericalismo, con disputas continuas por asuntos como el toque de las campanas, entierros católicos o procesiones.
     En esas circunstancias la romería del Lunes de Pentecostés de 1936 estaba en peligro. Así que tres jarotes encontraron la solución. En la noche anterior al día tradicional de la romería de Villanueva, Juan Gómez (a) “Cebón”, Juan Alonso Galán (sacristán y sochantre de la parroquial de San Miguel) y don Patricio Bermudo (abogado, Presidente de la Hermandad y reorganizador de la misma tras la guerra civil), se trasladaron con el camión del primero al santuario de la Jara, y en el silencio de la noche hicieron el camino de vuelta con la imagen. Al amanecer, al abrirse las puertas del templo, la Virgen de Luna estaba ya dentro de la iglesia de San Miguel, causando el asombro del vecindario. Mantuvieron, sin mayores problemas o consecuencias, la tradición de traer la imagen de la Virgen de Luna a Villanueva el Lunes de Pentecostés.
     Fue la última romería que se hizo con la imagen primigenia del siglo XIV, pues fue destruida, junto con todo el mobiliario religioso, el 25-07-1936.

1777-1780

     En enero de 1777 comenzó a desmantelarse la vieja torre de San Miguel construida a finales del siglo XVI, pues amenazaba derrumbarse sobre el nuevo edificio recién terminado de la iglesia. En el verano del año siguiente comenzaron a hacerse los cimientos para la torre actual, que se concluyó en el verano de 1780.
     Fue en este tiempo, cuando materiales y andamiaje ocupaba buena parte de la plaza y el camino que va desde el de la Plata y se dirigía a Pedroche (actuales calles Adamuz, Córdoba, San Sebastián, Real, Plaza, Herradores, Pedroche, Paseo de Andalucía), cuando se produjeron los hechos que recogió don Juan Ocaña Torrejón en su Callejero de Villanueva de Córdoba (pág. 82):
     “Aprovechando aquella vieja costumbre de hacer salvas a la Virgen de Luna y que el estado de las obras de la iglesia permitía ver desde el lado de la calle Real… gran parte de la Plaza, cierto individuo, por motivos ignorados, en ocasión de la llegada de la imagen de la Virgen a la Parroquia, momento en que eran más nutridas las salvas, disparó desde el lado de la calle Real, hallándose casi oculto, en las obras, un tiro de bala sobre otro vecino que se hallaba en la Plaza, causándole la muerte instantánea”.
     Este macabro suceso parece ser que fue el motivo de la cruz e inscripción sobre la fachada de la Plaza del edificio de la Audiencia, en la que pone: “Aquí murió Juan Cabre[ra]”. (Sobre el uso de armas por la Hermandad, manteniendo su tradición militar, la costumbre se mantuvo hasta que, con la creciente conflictividad social, en 1917 las autoridades locales prohibieron el uso de armas de fuego por parte de la misma como medida preventiva.)




1680-1681.

     Cuanto menos, las romerías de ambos años fueron muy peculiares. La de 1680 no se celebró, hubo la fiesta en el santuario, pero los vecinos de Villanueva se quedaron sin traer la imagen a su localidad:
En 1680, tras proceder a la llevada de la Virgen a su ermita por Pentecostés y permitir la fiesta en el santuario de los vecinos de Villanueva, los pozoalbenses pensaron en volver a traer la imagen a la villa para tenerla presente junto a ellos como protección ante la peste e igualmente para disfrutarla en festividades muy señaladas del comienzo del verano. Pero como esta decisión incomodaría sobremanera a los vecinos y autoridades de Villanueva (molestos por no poder disponer de Nuestra Señora en fechas en las que también  celebraban, desde las sentencias de finales del XVI, fiestas en su honor y atemorizados como estaban igualmente ante la amenaza de la epidemia), y ante la previsible reclamación, las autoridades de Pozoblanco salieron al paso ordenando en reunión del cabildo de 19 de junio de 1680 la celebración de un novenario a Jesús Nazareno y la traída de la Virgen de Luna, al día siguiente de la festividad de San Pedro, para que intercediera y evitara el posible contagio de peste que amenazaba a la población y a toda la comarca. La decisión se hacía sustentar en una cuestión religiosa y de salud pública pero también, de manera oportunista,  se pretendía con ella mantener la imagen en la villa hasta que trascurrieran las fechas de las mencionadas festividades en las que antaño los pozoalbenses habían tenido la Virgen y evitar, de paso, su más que probable traslado a Villanueva” (José Luis González Peralbo, “Rivalidad entre Pozoblanco y Villanueva por la Virgen de Luna. El pleito iniciado en 1681”, Boletín de la Cofradía de Nuestra Señora de Luna de Pozoblanco, 33, 2008).
     Recordemos que había una sentencia del Provisor del Obispado de Córdoba, Don Cristóbal de Mesa Cortés, fechada el 23-05-1590, por la que ambas poblaciones podían llevar la imagen a su pueblo: “tanto los de uno como los de otro pueblo podían celebrar fiestas separadamente en la ermita, y previa licencia del ordinario, llevar la imagen al pueblo con la decencia y acompañamiento necesarios, y que con la misma la tornen a traer a dicha ermita, sin que ni uno ni otro concejo pueda poner ni consienta poner contradicción alguna, so pena de excomunión mayor y cincuenta ducados de oro, y que el Concejo, Regimiento y vecinos de Villanueva pueda hacer y celebrar en la ermita con el Vicario receptor y clérigos de la dicha iglesia de Villanueva las fiestas que por su devoción quisieren hacer y celebrar en cualquier día en que no sea en los días y tiempo que el dicho Concejo y vecinos de Pozoblanco lo hicieren y celebraren, sino en otros días fuera de aquellos de manera que no se encuentren a hacer y celebrar las dichas fiestas ambos en un día”. Pero en esta sentencia no se reglamentaban las fechas para cada población, lo que dejaba la puerta abierta a polémicas y disensiones.
     Con los precedentes del año anterior, la romería de 1681 fue especialmente rocambolesca. Según la denuncia de Pozoblanco, los de Villanueva “de caso pensado y premedittado junttaron mas de cientto y cincuentta hombres con arcabuzes y otras Armas ofensivas y defensivas y vinieron con gran tumulto a media noche del día veintte y siette del mes de Mayo pasado de este presente año y se llevaron dha Imajen a dha villa de Villanueva poniendo cuatro guardas que alli existe en dicha hermita porque no viniese a dar cuenta a mi pte. en cuyo echo de violencia an cometido grave delito de despoxo dando ocasion a que mi pte. y sus vecinos se pongan en Arma para repeler el agravio e injuria que se le ha echo privando de dha Santa Imajen que la an tenido y Posehido y tienen como suya y propia”. Juan Ocaña Torrejón recogió en su obra Historia de la villa de Villanueva de Córdoba (1911) el texto íntegro de la denuncia de Pozoblanco, y la respuesta de Villanueva.
     La parte de Villanueva, al contrario, aducía que, tras ciertos actos en la iglesia de San Miguel, “el dia beinte y siete del mes de maio procximo pasado se juntase este Conçejo con muchas personas capitulares, vezinos desta villa, y acordasen el yr y traer a la yglesia parroqial desta villa la santa ymajen de Nuestra Señora de Luna con animo de zelebrarle fiestas y rrendirle cultos como antes se solia haçer en esta villa y se ejecuto esta aczion con la maior obstentaçion que fue posible traiendo en proçesion general a Nuestra Señora a la yglesia parroqial desta villa donde esta de pressente y luego se acudio a dar quenta al señor Probisor de la çiudad de Cordova...”. Y que el “Concejo y Reximiento de Pozoblanco y sus vecinos y no son partes legítimas para seguir dcho juicio que por ningún Título pueden impedir que mi Parte hagan fiestas en dcha. Hermita de Nuestra Señora de Luna, ni que la lleven en procesión a Villanueva de Córdoba quando sus vecinos tienen necesidad de alivio en sus necesidades espirituales y temporales y se hallan en quietta posesión de tiempo inmemorial de dchas. Fiestas y de llevar la Santa imagen en procesión a dcha. villa y así por los contrarios no pueden ser molestados ni perturbados en dcha posesión”.
     Aunque Juan Ocaña hace más de un siglo dejó constancia, como se decía, de estos pleitos iniciados en 1681, desconocíamos los verdaderos motivos que ocasionaron lo que unos consideraban un robo violento, y los otros una romería más a la que tenían derecho sin intromisión de la otra parte. Los hechos desencadenantes y el proceso posterior están siendo analizados por Javier Torralbo Gallego en un libro que se espera sea de pronta aparición. Las circunstancias mandan.
    Un documento de 1681 (que reproducimos al final) nos dice cómo se festejó la romería de Pentecostés de ese año: “para el rregoçijo que se çelebra an llebado mui de hordinario algunas danças asi de bailes como dança de espadas y conpañia de soldados todo a fin de haçer la dicha fiesta con la maior ostentaçion que a sido posible y que en esta misma conformidad se hiço el año pasado de mill y seiscientos y ochenta y uno al tienpo y quando acordo esta villa el yr por Nuestra Señora de Luna a su santa casa y traerla a la yglesia parroqial della como con efecto la trujo a donde estubo algun tienpo mientras que se çelebraron dos nobenarios de misas y se hiçieron fiestas de toros…”.
     La compañía de soldados debe de ser la “Hermandad y Compañía de Soldados de Nuestra Señora de Luna” de Villanueva, que existía al menos desde 1604. En cuanto a la danza de espadas, es la única referencia que hemos encontrado a algo así. Dada la cercanía no sería de extrañar que los danzantes de Obejo hubieran venido a la romería de Villanueva.
   También resulta interesante la mención a fiestas de toros ese año de 1681. Los bailes que igualmente se nombran implican músicos, pero no sabemos quiénes pudieran ser ni qué instrumentos interpretaban, o dónde tenían lugar los festejos.
     Dentro de la mentalidad de los hombres y mujeres del Barroco la religión y sus manifestaciones colectivas eran las características definitorias de esta sociedad. Aun así, desde la Baja Edad Media, existía otro rasgo que definía a la mentalidad de la sociedad de la Corona de Castilla; la hidalguía.
     Dentro de la mentalidad colectiva de la época ser noble no es solo tener tierras, no ejercer oficios manuales y pertenecer a un linaje antiguo y distinguido, hay una característica que sobresale y es la preeminencia sobre los demás. Eso en el lenguaje de Bernal Díaz del Castillo es “señorear” al resto de personas.
     Dentro del conflicto entre las villas de Pozoblanco y Villanueva de Córdoba por la Virgen de Luna que se viven a finales del siglo XVII se mezclan diversas razones: las económicas por los aprovechamientos de la Dehesa de La Jara, las religiosas por la protección que brinda la imagen de la virgen y sociales basadas en el deseo de preeminencia. Debido a esto, durante la reunión celebrada en San Miguel entre las hermandades de ambas villas, vemos que el conflicto en ese momento estalla por motivos de honra: “el dia sigundo de Pascua de Espiritu Santo que paso en este presente año se çelebro por esta villa fiesta a la santa ymajen de Nuestra Señora de Luna y abiendo concurrido a dicha fiesta el hermano maior, maiordomo y diputados de la Cofradia o Hermandad de la villa de Poçoblanco siendo asi que esta villa a çelebrado de tienpo ymmemorial a esta parte todos los años su fiesta en la hermita de Nuestra Señora de Luna sin ynterbencion de la dicha villa de Poçoblanco ahora nuevamente el dicho maiordomo quiso yntroduçir el que abia el suso dicho y sus diputados de rrejentear en la proçesion de la fiesta que haçia esta villa gobernando la proçesion de la yglesia y dando los puestos e ynsinias de su mano con lo qual ubo rreplicas de una y otra parte y fue motibo lo rreferido para que esta villa y su Conçejo se rresolbiese a haçe[r] su fiesta como antes la solia y acostunbraba haçer sin ynterbençion de dicho maiordomo y oficiales de la villa de Poçoblanco de lo qual rresulto que el dia beinte y siete del mes de maio procximo pasado se juntase este Conçejo con muchas personas capitulares, vezinos desta villa, y acordasen el yr y traer a la yglesia parroqial desta villa la santa ymajen de Nuestra Señora de Luna”.
     Este testimonio fue introducido el día 1 de junio de 1681 en el Libro de Acuerdos del Concejo de Villanueva de Córdoba, aunque sus actas se han perdido un traslado del Cabildo celebrado ese día ha sobrevivido hasta nuestros días entre los pleitos de la Chancillería Real de Granada. Así que además de los problemas económicos derivados de las malas cosechas y la dificultad de gestionar grandes extensiones de bienes comunales, y las epidemias que asolaban Andalucía en esos años ante las que se buscaba la salvaguarda de la Virgen de Luna, la causa detonante del conflicto entre jarotes y tarugos es la mentalidad barroca, o mejor dicho la honra y el deseo de señorear al prójimo.

     Acta del testimonio del teniente de gobernador y de los alcaldes ordinarios de Villanueva de Córdoba sobre los derechos de procesión de la Cofradía de la Virgen de Luna, de celebrar una fiesta anual y llevar la imagen en procesión a la villa. 03 de junio de 1682:
“(fol. 46rº) Juan Moreno de Pedraxas, escribano del Cavildo de la villa de Villanueba de Cordova, doi fee y testimonio a los señores quel pressente bieren como oi dia de la fecha deste pareçieron ante mi sus mercedes Francisco de Contreras, theniente de Gobernador desta villa, y Bartolome Sanchez Pesqueço, familiar del Santo Oficio, y Pedro Martin Poçuelo, alcaldes hordinarios desta, y con juramento que de su boluntad hiçieron por Dios nuestro señor y una cruz dijeron que en esta villa ai fundada de tienpo ymmemorial a esta parte una Hermandad y Cofradia de Nuestra Señora de Luna la qual a estado en costunbre de çelebrar cada un año una fiesta solemne de misa y proçesion y algunos años con sermon el dia sigundo de Pasqua a Nuestra Señora de Luna en su santa casa para la qual esta villa con asistençia de los dos cavildos eclesiastico y secular ban en proçesion general a dicha fiesta y para el rregoçijo que se çelebra an llebado mui de hordinario algunas danças asi de bailes como dança de espadas y conpañia de soldados todo a fin de haçer la dicha fiesta con la maior ostentaçion que a sido posible y que en esta misma conformidad se hiço el año pasado de mill y seiscientos y ochenta y uno al tienpo y quando acordo esta villa el yr por Nuestra Señora de Luna a su santa casa y traerla a la yglesia parroqial della como con efecto la trujo a donde estubo algun tienpo mientras que se çelebraron (fol. 46vº) dos nobenarios de misas y se hiçieron fiestas de toros y otros rreguçijos traiendo y llebando a su santa casa la santa ymajen de Nuestra Señora de Luna en proçesion general con danças de bailes de espadas y conpañia de soldados todo observando la costunbre con que todos los años esta villa celebra fiesta a dicha santa ymajen y para que dello conste donde conbenga doi el presente que ba firmado de sus mercedes dichos señores teniente y alcaldes que declaran saber esto en la forma que ba declarado como maiordomos y hermanos maiores que an sido de dicha Cofradia y Hermandad y lo signe y firme en Villanueba de Cordova a seis dias del mes de março de mill y seisçientos y ochenta y dos años =
Francisco de Contreras (rúbrica).
Pedro Martin Poçuelo (rúbrica).
Bartolome Sanchez Pesqueço (rúbrica).”



martes, 14 de abril de 2020

Las primeras calles de Villanueva de Córdoba hacia 1610


     Volvemos a repetir lo que se escribió sobre Villanueva de Córdoba en 1540. Todos los que nos hemos interesado por la historia de Villanueva de Córdoba nos hemos basado en el libro de don Juan Ocaña Prados Historia de la villa de Villanueva de Córdoba, publicado en 1911. Con un gran aporte documental, especialmente del siglo XVIII, es un valioso aporte para conocer de nuestro pasado, pero de épocas anteriores Ocaña Prados carecía casi de documentación, y para los orígenes de la población se basó sobre todo en la tradición oral. Según esta, el pueblo había nacido entre las calles Cañada Alta y Cañada Baja, construyéndose un oratorio en la calle Casas Blancas, y extendiéndose posteriormente al sur, hacia la plaza.

     Pero este pasado verano hemos conocido de documentos de 1500-1540, especialmente protocolos notariales, en los que las descripciones de propiedades y referencias a determinados lugares cuentan una historia muy distinta a la que describió Ocaña Prados o su hijo Ocaña Torrejón: la iglesia de San Miguel ya existía en 1500 (no se hizo al alcanzar el rango de villa en 1553, como opinaba Ocaña Prados), y la ermita de San Sebastián ya era nombrada en 1534 (bastante antes del año que daba Ocaña Torrejón para su construcción, 1585, que sería la de una reedificación posterior). Tampoco las Cañadas o la calle Casas Blancas son de las más antiguas: la primera de todas fue la calle Real.

     Los protocolos de los notarios, las actas capitulares del Concejo de Villanueva de Córdoba y los pleitos conservados en la Chancillería de Granada nos permiten conocer, al menos parcialmente, cómo fue creciendo la extensión de Villanueva desde su mismo nacimiento, y durante su primer siglo de existencia, con una base sólida y argumentada documentalmente. Como bien decía el antiguo lema de la UNED, de todas las cosas móviles la que más se mueve es el conocimiento.

     Podemos establecer dos etapas en el crecimiento urbano de Villanueva, sobre todo por la información disponible: la primera antes de la emancipación de Pedroche en 1553; la segunda, la de las primeras décadas de existencia como villa con jurisdicción propia.

PRIMERA ETAPA: 1499-1553
     Fue por la década de 1480 cuando unas cuantas familias, de Pedroche primero y otras localidades luego, comenzaron a residir de continuo en Encina Enana, que hasta entonces era un lugar con unas cuantas casas pajizas en la que residían ocasionalmente algunos vecinos de Pedroche para tareas estacionales. El lugar, como explicaba en 1530 el vecino de Pozoblanco Sebastian Rruyz, “le dezian aquel nonbre por una enzina que estava alli que tenia todas las rramas por el suelo y que dezian que criaba en ella una osa.

     Encina Enana en 1499 pasó a denominarse Villanueva de Córdoba. Ese mismo año contó con sus autoridades propias, aunque era aún un lugar en el término y jurisdicción de la villa de Pedroche.

     La documentación de 1540 nombra a un lugar llamado Cannada Enzyna Enanna, Cañada Encina Enana. No sabemos concretamente dónde estuvo, mas el sitio no era arbitrario, estaba en el trayecto desde el Camino Real de la Plata, la vía más importante de comunicación entre la Meseta y Andalucía en el siglo XVI, a Pedroche. Este camino se dejaba en las inmediaciones de la estación del AVE, y se encaminaba al NE entrando en la actual Villanueva por las calles Adamuz, Córdoba, San Sebastián, Real, Plaza, Herradores, Pedroche y Paseo de la Estación, hasta la capital histórica de las Siete Villas.

     Este camino de Pedroche al de la Plata fue el núcleo del poblamiento y el origen de la población. Hacia 1540 aparece en numerosas ocasiones nombrada una calle a la que se denominaba “calle del Rrey”, o “calle Rreal”, o “calle Rreal de sus Magestades”, o “calle Rreal de Sus Altezas”, o “calle de Sus Magestades”. Parece que la calle Real era la única calle, como tal, que existía por 1540, extendiéndose la parte más urbanizada de Villanueva desde la plaza a la ermita de San Sebastián.

     Pero en el lugar residían ese año unos doscientos vecinos, por lo que eran necesarias más viviendas además de las de la calle Real y la plaza. En los protocolos se describen numerosas casas que en ocasiones lindaban con otras edificaciones, pero en otros casos se mostraban aisladas, lindando con cercas de prado o herrenales.

     El 03-04-1541 1541 el escribano de Villanueva, Benito Gomez de San Benito, decía que “se an dado por los dichos alcalldes e ofiçiales del Concejo de ella, jurado, mayordomo, e alguazil e otro muchos vecinos que se llegaron, solares a algunas personas en el exido de la dicha Villanueva para edificar casas”. Al depender jurisdiccionalmente de Pedroche, también su Concejo repartió solares en el ejido de Villanueva para edificar viviendas.

     Este lugar, el ejido, fue el lugar donde se comenzaron a levantar nuevos edificios para el núcleo primigenio plaza – calle Real – San Sebastián. La imagen que se percibe de Villanueva a mediados del siglo XVI es de una calle como tal, la calle Real, con numerosas viviendas más o menos aisladas o agrupadas en el exido. Las cruces de la calle del Torno (frente al casino), la cruz frente a la calle Contreras y la cruz de Cañuelo (en la confluencia de esta calle con la de Doctor Luna) estaban en los ruedos de entonces de Villanueva.

SEGUNDA ETAPA: 1591-1615
     Desde mediados del siglo XVI hay un gran vacío documental hasta 1591-1592, cuando conocemos los protocolos del escribano Anton Martinez Moreno. Desde ese año vuelven a saltar hasta 1610 en adelante.

     No contamos con una descripción exacta de donde estuvo el primer ejido de Villanueva, donde se construyeron viviendas, pero algunas referencias a él en los contratos de compraventa pueden aproximarnos a su ubicación:
·         El 07-06-1592 Francisco Ximenez Herrero y Francisca Ximenez, su mujer, venden a Anton Sanchez Loçano “un pedaço de tierra para corral que nosotros avemos junto a esta dicha villa junto a la parte que dizen Pozo las Vacas, que alinda con el exido de esta dicha villa, y con tierras de nos los dichos vendedores, y con tierra para corral de Martin Fernandez Gannan”. El Pozo las Vacas se encontraba al final de la actual calle Pedroche
·         El 04-08-1612 Bartolome Sanchez Alcornoquejo y Maria Fernandez, su mujer, compran una casa pequeña “lindando con casas de Juan Martin Zarco y con el exido de la fuente del camino de la de la Campiña”. Esta fuente es la que hoy llamamos Fuente de la Estrella, por lo que el ejido llegaría a sus inmediaciones.

     Parece que este ejido estaba paralelo al camino a Pedroche, desde el sur (la fuente del camino de la campiña) al norte (el Pozo de las Vacas). A medida que aumentaba la población, se incrementaba el número de casas que se edificaban en el ejido, tomando como ejes distintos caminos y callejones; al irse agrupando y alineando estas casas, se formaron las calles.

     Las dos primeras calles que se citan en los documentos notariales salían del camino del de la Plata a Pedroche, origen de Villanueva:
·         El 07-07-1591 Catalina Sanchez la Pozuela, viuda de Alonso Garçia Fustero, vende a su hijo Alonso Garçia Fustero y Catalina Ximenez, su mujer, “un corral çercado que yo tengo en esta villa alindando con corral de Alonso Hernandez de Segobia y con la calle que sale al camyno de la campinna”, por 25 ducados.
·         El 07-06-1592 Anton Martin Aserrador y Maria Sanchez, su mujer, venden a Alonso Rromero y Catalina Sanchez, su mujer, medio huerto con un pozo en la calle que sale del camino de Pedroche, por 22 ducados.

     En ambos casos se nombran a calles que salen del camino a la Campiña (calles San Sebastián, Córdoba y Adamuz) o el de Pedroche (calles Herradores y Pedroche). Y en los dos se emplea el artículo determinado “la”, sin mención a nombre, lo que parece indicar que el número de calles (es decir, de viviendas alineadas y agrupadas en número suficiente para ser consideradas así) en 1592 era muy escaso.

     El foro urbano seguía siendo, desde el principio, la plaza. Desde 1500 al menos estaba la iglesia de San Miguel, con su cementerio anejo. En 1552 ya existía una carnicería en la esquina con el camino al Torno (calle Ramón y Cajal), y en 1592 tenía en ella un mesón el escribano Anton Martinez Moreno (su fachada es las muy escasas que se conservan de aquella época).

     Existen referencias a lugares que no sabemos dónde estuvieron. Por ejemplo, el 25-06-1592 Francisco Munnoz Vaquero y Marina Fernandez, su mujer, vendían a Diego Fernandez Fresco e Ysabel Alonso, su mujer, “unas casas con su corral lindando con casas de Alonso Rruyz Velasco y estan junto a la terçia del pan de esta dicha villa”. La tercia real eran los dos novenos del diezmo que se pagaban a las arcas reales. La monarquía es ese tiempo estaba ávida de recursos, y en numerosas localidades se ha conservado el edificio donde se recogía la tercia real.

     Prueba de que la plaza era el centro urbano desde el principio es que la expansión urbana se hace desde ella por los caminos que se dirigían a localidades cercanas: Pozoblanco y Torremilano, Pedroche, Conquista, las ventas de Azuel y Cardeña, y Ovejo – El Torno.

     El camino de la campiña siguió edificándose al sur de la ermita de San Sebastián: el 19-06-1611 Diego Rruyz de las Carpinteras arrendaba de Francisco, menor hijo de Francisco Lopez Garrido, unas casas junto a la cruz del camino de la Campiña. Es la cruz que está en la hoy calle Córdoba.

     Por el otro extremo, el camino a Pedroche también se construían nuevas casas, apareciendo también su paralela calle Concejo: el 21-06-1610 Francisco Rruyz Camara vende a Juan Garcia Torralbo, hijo de Alonso Sanchez, un corral cercado a la salida de la calle de Pedroche que linda con corral del Concejo y corral de Pero Gomez Torralbo, por 18 ducados.

     Se iba edificando igualmente el camino a Conquista, pues la cárcel estaba en la esquina de esta calle con la de Cerro, según se muestra en este curioso contrato de 12-10-1592, por el que Juan de Molina, zapatero, y Maria Munnoz, su mujer, indemnizan a Diego Munnoz de la Camara con 21 ducados, “por rrazon de que siendo alguazil mayor el dicho Diego Munnoz Camara prendio a mi el dicho Juan de Molina por aver rresultado culpado en la muerte de Miguel de Montoro y llevandome a la carçel le huy e me solte del, y por esta causa prendieron al dicho Diego Munnoz y estuvo preso muchos dias en Cordova”.

     El camino a Torremilano y Pozoblanco compartían el mismo trazado a su salida de Villanueva, e igualmente se usó como eje para ir levantando casas:
·         El 31-12-1591 Francisco Rruyz Herrero y Francisca Rruyz, su mujer, vendían a Miguel Sanchez Rromero y a Maria Sanchez, su mujer, un corral cercado en esta villa junto al camino a Torremilano, lindando con corral de Diego Munnoz Camara y con corral de Maria de la Cruz, viuda de Bartolome Sanchez del Castillo, por 20 ducados.
·         El 18-04-1612 Miguel Sanchez Rromero vendía a Pedro Martin Moreno y Maria Sanchez, su mujer, un corral cercado a la salida de esta villa por la calle Pozoblanco, que linda con cerca del tejar de los dichos compradores y corral de Juan Garcia del Castillo.
Otro camino que sirvió de núcleo para la urbanización fue el del Torno, que en su salida desde la plaza también se dirigía a Obejo. Quien viniese por él podía llegar a la plaza por la calle del Torno, que aparece citada en documentos a partir de 1613:
·         Diego del Pozo vende el 16-02-1613 a Francisco Munnoz Fustero y Marina Jurada, su mujer, unas casas con sus corrales en la calle del Torno, linde con casas de Martin Lopez del Cerro y de Juan Cano.
·         El 26-12-1615 Juan Rodriguez Fuenssalida arrendaba al menor hijo de Juan Garcia Redondo, difunto, “unas casas que el dicho menor tiene en esta villa en la calle del Torno, linde con casas de Ysabel Fernandez, su abuela, y de Juan Rruiz Horozco”.

     También este camino, desde la Cruz Chiquita, se podía encaminar al este, en dirección a Cardeña, por las calles de la Coba (hoy Cervantes), y Empedrada (actual calle Canalejas):
·         El 26-07-1611 Benito Sanchez Alcornoquejo arrendaba a Diego Munnoz Camara “unas casas pequennas que el susodicho tiene en la calle Rreal de esta villa, linde con el callejon que sale a la casa de Pero Cobo”.
·         En el testamento de Francisco del Pozo Pescueço, dado el 17-04-1612, declaraba que “Diego Lopez Pulido que bibe en la calle de Pero Cobo me debe tres fanegas de trigo…”.
·         En el arrendamiento de una viña el 27-05-1612, se decía: “Sepan quantos esta carta de obligacion vieren como yo, Sebastian Sanchez Pedrajas, vezino que soy de esta villa de Villanueva de Cordoba en la calle Empedrada…”.

     Hacia el este había un gran interés económico, pues se extendía el término de Montoro donde se realizaban numerosos cultivos. Cerca de la población había viñas en los Majolejos y la Posadilla.
En 1591 ya se había edificado junto al camino a las ventas de Cardeña y Azuel la ermita de San Gregorio, y el camino también se fue urbanizando:
·         El 20-03-1610 se establecía un codicilo del testamento anterior por parte de “Martin Garcia Molinero, de la calle de las Ventas”.
·         En la venta de bienes de la capellanía que fundaron Maria Diaz, esposa de Alonso Garcia Herrero, y Bernardo Rruyz Moreno, realizada el 13-02-1612 a Anton Rrodriguez de Montoro y Maria de Cardenas, su mujer, se cita un corral cercado junto a esta villa en la calle de San Gregorio, linde con cerca de Pero Rruyz Pescueço y con corral de Teresa Garcia, su suegra, por 75 ducados.

     La zona de la Fuente Vieja debió urbanizarse pronto, pues el 16-07-1613 Bartolome Garcia del Castillo y Maria Lopez, su mujer, hipotecan una casa “en el barrio de la Fuente Bieja, lindando con casas de Juan Garcia de la Annora y de Juan Fernandez Garrido”. Si había barrio es porque debería de haber ya un conjunto de calles (al menos Cañuelo, Empedrada y San Gregorio, aunque desde la Fuente Vieja también nacen las calles Alta y Parralejo, que todavía no aparecen en la documentación).

     Otro lugar que se urbanizó dentro del primitivo ejido fue la Fuente de Juan Blanco: en el inventario de los bienes de 15-02-161 que aportó Alonso Sanchez Rromero, hijo de Symon Rruyz Rromero, a su matrimonio con Vitoria Rruyz, hija de Aparicio Fernandez constan unas “casas en esta villa baxo de la fuente de Juan Blanco linde con casas de Pedro Martin Herruzo y de la viuda de Anton Garcia de Mingo Rrodriguez, vezinos de esta villa, en quarenta y quatro ducados”.

     Poco a poco se iban construyendo más edificios, y los caminos y callejones pasaban a convertirse en calles. Al aumentar su número, y para distinguirlas, había que nominarlas y, como ya apuntó Juan Ocaña Torrejón, una de las formas fue el tomar el nombre de alguna persona, de las más relevantes o de las primeras, que habitaron en ellas. Ya hemos visto que “el callejón que sale a la casa de Pero Cobo” se convirtió en “la calle de Pero Cobo”. También puede ser el caso, por ejemplo, de la conocida como calle Anacid.

     El 15-12-1610 establecía su testamento Ana Çid, viuda de Martin Fernandez Gannan, en la que legaba a Maria Gomez, su hija y esposa de Bartolome Sanchez Fresco, unas casas con sus corrales de linde con casas del dicho Bartolome Sanchez y huerto de Juana Rruyz la Morena, viuda de Gonçalo Maduenno. Sobre su origen se han propuesto varias hipótesis. Parece bastante probable que la calle donde tuvo su casa Ana Çid pasara a llamarse así, la calle de Ana Cid.

     Otro caso es el de la calle de la Palma. A finales del siglo XVI y comienzos del XVII vivieron en Villanueva dos hermanos con estos apellidos. Antonio de Palma era tejedor, y hay numerosos contratos en que compra lana y vende paños. Su hermana Luisa de Palma presentaba el 11-03-1591 ante el escribano Anton Martinez Moreno una relación de bienes, al estar concertada de casarse con Juan Garcia, hijo de Lope Garcia. No había más personas en Villanueva con este apellido que, de hecho, se extinguió a la muerte de estos dos hermanos. La mención expresa a “la” Palma hace pensar que fue la vivienda donde vivió Luisa de Palma la que le dio nombre a la calle.

     En esta misma sección se puede incluir la calle Viveros, pues el 24-12-1613 Lucas de Biberos arrienda de Maria de Castro, menor hija de Gonçalo Maduenno, un telar de tejer paños veinticuatrenos que tiene en la casa de su morada por 48 reales anuales.

     Hay también referencias que no hemos podido ubicar: Alonso Gomez de Cilleruelos y Ana Lopez, su mujer, establecían el 24-04-1612 una carta de censo, donde se cita “una binna en el pago de Fuente de las Erillas, lindando con binna de Anton Moreno el Moço y con el callejon que sale de esta villa al camino de Torrecampo”. Quizá la que entonces se llamaba fuente de las Erillas es lo que hoy conocemos como pozo de las Cañadas, y que el callejón nombrado fuese la calle Cañada Alta o la calle Lepanto. Por ahora no tenemos más información para poder situar estos topónimos.

     Compendiando la información, desde el núcleo primigenio (plaza – calle Real – Alto del Santo) en 1540, se había pasado a casi una veintena de calles, al menos, por 1615. Hemos recogido las calles que se nombran en los documentos, aunque debieron de existir más, como la calle Cañuelo, que une la plaza con “el barrio de la Fuente Vieja”. Las de la siguiente relación existían en ese año de 1615.

Relación de las primeras calles y lugares urbanizados de Villanueva de Córdoba, junto al año de su primera referencia:
Calle Real, 1539
Plaza, 1500
Alto del Santo (calle San Sebastián), 1534
Cárcel (esquina calles Conquista y Cerro,) 1591
Cruz del camino de la Campiña (calle Córdoba), 1611
Fuente del camino de la Campiña, 1612
Calle Pedroche, 1610
Corral de Concejo, 1610
Calle Pozoblanco, 1612
Calle de Pero Cobo (calle Cervantes), 1611
Calle Empedrada (calle Canalejas), 1612
Fuente Vieja, 1613
Calle de las Ventas / calle de San Gregorio, 1610 / 1612
Calle del Torno (calle Ramón y Cajal), 1613
Fuente de Juan Blanco, 1611
[Calle de] Ana Cid, 1610.
[Calle de la] Palma, 1591.
[Calle de] Viveros, 1613


domingo, 12 de abril de 2020

La (viajera) Cruz del Torno


     El 26-02-1613, y ante el escribano de Villanueva de Córdoba Anton Martinez Moreno, Pedro Martin Mestanco arrendaba de las hijas menores de Gonçalo Maduenno, difunto, un corral cercado “linde con corrales de casas de Benito Gonçalez Segobia, vezino de esta villa, y esta junto a la cruz que esta a la salida de esta villa para el Torno”.




"Sepan quantos esta carta de obligacion e arrendamyento bieren como yo, Pedro Martin Mestanco, vezino que soy de esta villa de Villanueva de Cordoba, otorgo y conozco por esta carta que e arrendado de las menores hijas de Gonçalo Maduenno, vezinas de esta villa, un corral çercado que las dichas menores tienen en esta villa, linde con corrales de casas de Benito Gonçalez Segobia , vezino de esta villa, y esta junto a la cruz que esta a la salida de esta villa para el Torno..." 26-02-1613.

     La venta del Torno está 9 km al sur de Villanueva de Córdoba, y “en los siglos XIV, XV y mitad del XVI los concejos y jurados de las villas de Pedroche y Ovejo se reunían en la Venta del Torno, para tratar los problemas existentes entre ellos, en especial los referentes a los cobros del diezmo del pan, mojones, límites, tierras a arrendar a la Mesta y particulares, pasos y abrevaderos de ganados, convenios, cesiones, etc.” (E. R. Quintanilla González, “El desarrollo del territorio de Ovejo en época medieval: alfoz, dehesas, cotos y egidas. Estudio histórico-geográfico (II)”, 174).

     La venta se encuentra junto al antiguo camino del Armillat, un kilómetro al sur del puente sobre el arroyo de Navalartesa Navalartesa que veíamos en este blog.

     “La salida de esta villa para el Torno” del arrendamiento de 1613 se corresponde con la actual calle Ramón y Cajal, aunque el nombre con la que se le conoció hasta finales del siglo XIX fue calle del Torno: pocos días antes del documento de arrendamiento, el 16-02-1613, Diego del Pozo vendía por 105 ducados a Francisco Munnoz Fustero y Marina Jurada, su mujer, “unas casas con sus corrales que tengo en esta villa en la calle del Torno, lindando con casas de Martin Lopez del Cerro y de Juan Cano”.


"Sepan quantos esta carta de benta bieren como yo, Diego del Pozo, vezino que soy de esta villa de Billanueva de Cordoba, otorgo y conozco por esta carta que debo y me obligo de p bendo por juro de eredad de agora para siempre jamas a Francisco Rruiz Fustero y a Marina Jurada, su mujer, vezinos de esta villa, es a saver unas casas con sus corrales que tengo en esta villa en la calle del Torno, lindando con casas de Martin Lopez del Cerro y de Juan Cano..."

La cuestión es dónde se encontraba “la cruz que esta a la salida de esta villa para el Torno”. Hay un mapa urbano de Villanueva de 1887, puesto al día en 1922, en el que aparece una cruz en la actual calle Moreno de Pedrajas (antiguo camino al Torno), entre las calles Nueva y Libertad. Ahora bien hay que tener en cuenta que cuando se hizo el mapa por primera vez en 1887 el pueblo llegaba hasta la calle Torno Alta; no había calle Moreno de Pedrajas, Nueva ni Libertad, que ya sí aparecen en la ampliación de 1922.


     Las primeras casas en el camino se comenzaron a habitar en 1884, y el camino del Torno se convirtió en la calle Moreno de Pedrajas; igualmente, el de la Bermejuela se transformó en la calle San Miguel. Entre ambas fueron abriéndose nuevas calles, Nueva, Libertad y Fomento. (A partir de los padrones parroquiales, que se elaboraban anualmente, pudimos hacer un análisis preciso sobre qué zonas se fueron urbanizando cada año. Así que la cruz que aparece en el plano de 1887 no puede ser la que se citaba en la escritura de 1613, pues esta lindaba con corrales de casas, y la de 1887 estaba en pleno campo.)





Contamos también con una fotografía de hacia 1900, en la que se muestra que la cruz que estaba en el plano de 1887 había cambiado de lugar: parece que podría estorbar en la nueva calle, y la trasladaron a donde se encuentra hoy, en la esquina de las calles Ramón y Cajal y Atahona.



     Volvamos a 1613. Entonces el espacio urbanizado iba desde la plaza a lo Alto del Santo, y desde el foro urbano, la plaza, se iba ampliando el número de casas tomando como ejes los caminos a Pozoblanco, Pedroche, Conquista, Cardeña y el que tratamos del Torno. Las cruces de Cañuelo y la calle Contreras marcaban los límites urbanos de la Villanueva primigenia, cuando alcanza el rango de villa a mediados del siglo XVI.

     Parece posible que la cruz citada en el año 1613 estuviera en la calle del Torno, enfrente del antiguo casino, y hoy casa de la Hermandad de la Virgen de Luna, pues existe ahí un ensanche y una curva en el camino que no se explica por la topografía, ningún elemento natural obligó a darle ese trazado. Al ir creciendo el pueblo y ampliarse el número de edificios, se decidió en un tiempo indeterminado desplazarla más adelante, en el camino del Torno. Al urbanizarse este camino a finales del siglo XIX volvió a cambiar de situación, situándose entre las calles Atahona y Torno.

Itinerario de la Cruz del Torno hasta ser la Cruz Chiquita:

domingo, 5 de abril de 2020

Las primeras cofradías de Villanueva de Córdoba (1591-1611)


     El primer siglo de existencia de Villanueva de Córdoba fue verdaderamente exitoso. Los 8-9 vecinos (unas 30 personas) iniciales que comenzaron a vivir perennemente en el lugar hacia 1490 se habían convertido en 536 vecinos (unos 2.000 habitantes) en 1592. No hubo ninguna intervención de personas notables para que se produjera tal incremento, es más, desde la villa matriz de Pedroche se pusieron cortapisas en 1500 para que sus vecinos se asentaran en Villanueva. Para hacernos una idea de lo que significaba este aumento podemos compararlo con el de Conquista, villa que se fundó a instancias del Concejo de Córdoba por Felipe II en 1579, con el objetivo de crear una población estable en el muy transitado entonces Camino Real de la Plata, otorgando ventajas a quienes se establecieran. En la provisión real se pretendía que la nueva villa contara con hasta 300 vecinos, pero apenas pudo reunirse una treintena, cifra que se mantuvo un par de siglos.

     La vida social de la localidad, como cualquier otra de la época, estaba marcada por la religiosidad. La iglesia de San Miguel ya estaba en 1500 (aunque fue reedificada en la década de 1560), y en 1534, en el otro extremo del lugar, la de San Sebastián (igualmente rehecha en 1585).

     Hay un gran lapso en nuestra principal fuente de documentación de la época, los protocolos de notarios, desde 1541-1590. Contamos con los de 1591 y 1592 del escribano Antonio Martínez Moreno. En los primeros testamentos de 1591 conocemos las novedades que se produjeron en Villanueva en este medio siglo sin documentos.

     El 09-01-1591 Juan Lopez Cannuelo el Viejo y Maria Lopez, su mujer, establecían su testamento, en la que mandaban a “San Sebastian y San Grigorio, ermytas de esta villa, y a Nra. Sra. de Luna cada uno de nos medio rreal a cada ermita”. Igualmente mandaban “al ospital de esta villa medio rreal cada uno de nos para ayuda a sus menesteres”. Es decir, que entre 1541-1590 se construyó un hospital, en la calle Real, y otra ermita dedicada a San Gregorio a unos trescientos metros de la población, en el camino a las ventas de Azuel y Cardeña (en el espacio que ocupa la biblioteca municipal). Ambos eran protectores contra los principales males del momento: la peste (San Sebastián) y las plagas de langosta (San Gregorio).
El matrimonio también establecía los siguientes legados:
Mandamos a la cofradia de la Santa Vera Cruz cada uno de nos un ducado porque salgan a nuestros enterramyentos con sus estandartes y çera, y sy no lo hyzieren les mandados solamente cada uno un rreal.
Mandamos a la cofradia de la Limpia Concepçion de Nra. Sra. cada uno de nos dos rreales.
Mandamos a la cofradia del Nombre de Jesus y Nra. Sennora del Rrosario a cada una de ellas un rreal cada uno de nos”.

                            
Testamento de Juan Lopez Cannuelo el Viejo y Maria Lopez. 09-01-1591

     En los siguientes testamentos, hasta el de Juan Rruyz Rredondo y Maria Diaz, su esposa, el 18-10-1591, se repiten las mandas a estas cuatro cofradías. Pero en el siguiente, el que otorgó Andres Ximenez, herrero, esposo de Maria Lopez el 08-11-1591, aparece una quinta cofradía, la del Santísimo Sacramento. Es de suponer que se creó entre mediados de octubre y principios de noviembre de 1591.

     Cinco cofradías para una villa que apenas contaba con un siglo de existencia eran bastantes, pero estaban acordes al crecido número de habitantes con residían en ella. Además, desde al menos 1500, se contaba con una Santa Hermandad local, pero sus funciones no eran religiosas, sino de mantener el orden en el espacio rural. La vida social, como decía, estaba condicionada por la religión, y estas cofradías suponían una socialización en que las personas se agrupaban bajo estas instituciones, teniendo sus ritos, días de cumplimiento y creación de su propio mobiliario. Su objetivo primordial era dar satisfacción a las necesidades espirituales de sus miembros, aunque también cumplían otras funciones, como costear los gastos de los enterramientos de sus componentes.

     El 04-09-1612, ante el escribano de Villanueva Antonio Martínez Moreno, Juan Fernandez herrero (no sé si es oficio o apellido), Piostre de la Cofradía de la Limpia Concepción de Nuestra Señora, encargaba a Juan Fernandez, cerrajero y vecino de Pozoblanco, la construcción de unas andas, y cuyo documento se transcribe al final.

     Según me informa mi amigo José Luis González Peralbo, “Juan Fernández de Madrid (también en la documentación como Juan Fernández Pascual) realizó las andas para la imagen de Santa Catalina de Alejandría, titular de la parroquial pozoalbense y patrona de la villa) en 1609. Estaba casado con Lucía de Perea y su profesión e ingresos así como contactos le permitieron costear los estudios de un hijo para bachiller y presbítero, Pedro Blanco de Perea. Se ve que estas andas debieron gustar en Villanueva y de ahí el encargo al artista.” Debió ser así, pues en el contrato se especifica que las andas habían de ser “de la manera, y traça y labor, e hechura de las andas de Santa Catalina que estan en la villa de Pozoblanco”.

     Los protocolos de 1591-1592 se interrumpen para continuar en 1610, y en los primeros testamentos de este año se hacen mandas a las “seis cofradías” existentes en Villanueva: entre 1592-1610 se había creado una cofradía más.

     En el testamento de Maria Sanchez la Rrica, mujer de Fernando Vaquero, otorgado el 02-04-1610, se enumeran estas seis cofradías: “Mando a las cofradias del Santisimo Sacramento y la Santa Vera Cruz dos rreales a cada una. Mando a las cofradias de la Conçepcion de Nra. Sra., y del Rrosario, y del Nombre de Jesus, y de Nra. Sra. de Luna un rreal a cada una”. Esta sexta cofradía es la de la Virgen de Luna.


Testamento de Maria Sanchez la Rrica, 02-04-1610

     Se conocía de su existencia anterior por la Visita General a la iglesia de Villanueva de Córdoba del Obispado de Córdoba en 1604, donde consta la “cuenta de la cofradia Nra. Sra, de Luna con Bartolome Garcia Pozuelo” (J. Ocaña Torrejón, Villanuueva de Córdoba. Apuntes históricos, 1981, pág. 156). Se puede acotar la fecha de su nacimiento entre 1592-1604.

     En la visita general del Obispado a Villanueva del año 1611 (Ocaña Torrejón, Villanueva…, pág. 157), aparece la “Capellanía de los soldados de la Compañía de San Sebastián”, que debió crearse entre 1605-1611.

     En su origen cofradías y hermandades tuvieron un origen distinto, aunque acabaron convergiendo en sus fines. Las cofradías derivaban de las agrupaciones gremiales, mientras que las hermandades lo hacían de la Santa Hermandad, una institución militar para mantener el orden en el medio rural.
Así que las dos hermandades de Villanueva, la de la Virgen de Luna y San Sebastián, se titulaban como Compañía de Soldados, con sus mandos y asistiendo armados a las festividades (costumbre que desapareció en 1918, cuando las autoridades locales prohibieron el empleo de armas en las procesiones por el clima de enfrentamiento social del momento). Por esta razón ambas hermandades acuden con bandera (propia de su carácter militar) en la procesión del Corpus, al igual que lo hacía la de la Cofradía de Nuestra Señora del Rosario, aunque en este caso puede haber otra explicación:

     Tras la victoria de la batalla de Lepanto (07-10-1571), atribuida a la Virgen, el Papa Pío V instauró su conmemoración litúrgica el 7 de octubre con el nombre de Nuestra Señora de las Victorias. Su sucesor, Gregorio XIII, cambió su nombre por el de Nuestra Señora del Rosario. Quizá por esta razón su cofradía de Villanueva cotara con un símbolo militar, la bandera.

    José Luis González Peralbo ha tenido la amabilidad de remitirme un documento de la hermandad de San Sebastián de finales del XVIII, y que transcribiremos (documento 2) como una muestra de aquellos tiempos.

Documento 1: Construcción de andas para la cofradía de Nuestra Señora de la Concepción. 04-09-1612.
Escribano Antonio Moreno de Pedrajas.
Protocolos de Villanueva de Córdoba, caja PC 508-1.
Archivo Histórico de Pozoblanco.

“Contrato para las andas de Nra. Sra. de Concepcion.
En la billa de Billanueva de Cordoba, en quatro dias del mes de setiembre de mil y seisçientos y doze annos, ante mi Anton Martinez Moreno escribano publico desta villa y testigos aquí contenidos, pareçieron presentes de la una parte Juan Garcia herrero, Piostre de la Cofradia de Nuestra Sennora de la Concepçion que se sirbe en la iglesia mayor desta villa y vezino desta villa, y de la otra Juan Fernandez cerrajero vezino de la villa de Pozoblanco, y dixeron que entre ellos se an concertado en que el dicho Juan Fernandez a de hazer unas andas de hierro con el lecho de madera, y ençima del dicho lecho an de llevar para firmeza un quadro de hierro, y an de ser de la altura y ancho de las andas del Santisimo Sacramento que esta en la iglesia mayor de esta villa, y de la manera, y traça y labor, e hechura de las andas de Santa Catalina que estan en la villa de Pozoblanco, y sigun y en la demas forma e manera y labores que entre el dicho Juan Fernandez cerrajero y el dicho Juan Garcia herrero, Piostre de la dicha Cofradia, tienen tratado, y ordenado, y conçertado en presençia del licenciado Martin del Pozo, bicario desta villa. Las quales dichas andas an de ser y se an de hazer para la dicha Cofradia, por la qual dicha obra, y materiales y labor della que a de ponerlo todo el dicho Juan Fernandez. A de dar y pagar el dicho Juan Garcia herrero de bienes de la dicha Cofradia al dicho Juan Fernandez quinientos rreales que balen diez y siete mil maravedies, los onze ducados luego y lo demas para el dia de Pasqua de Navidad que bendra este dicho anno, para el qual dicho dia an de estar acabadas de hazer las dichas andas bien labradas y an de [...] en la forma referida. Los quales dichos quientos rreales los pagara el dicho Juan Garcia a los dichos plazos en poder del dicho Juan Fernandez en esta villa [...] las partes de la cobrança. Y para que ansi lo cumpliran, pagaran y cobren por firme cada uno por lo que le toca se obligaron y a sus bienes, y dyeron poder a la Justiçia del Rrey nuestro sennor para que les apremyen a cada uno por lo que esta escritura ba obligado y en ella se contiene como por sentençia definitiba de juez conpetente contra ellos dada y por ellos consentida pasada en cosa juzgada, en rrazon de lo qual rrenunçiaron todas las leyes, e fueros y derechos que se an su fabor y defensa y contra lo que dicho es, y en espeçial rrenunçia con la ley del derecho que dize que la general rrenunciacion fecha de leyes no bale. Firmolo el dicho Juan Fernandez, y por el dicho Juan Garcia herrero firmo un testigo porque dixo que no sabe escrebir, siendo testigos el licenciado Martin del Pozo, bicario, y Diego Fernandez de Saabedra, y Martin Gomez, vezinos de esta villa, e por el escribano conozco a los otorgantes.”
[Firmas[”




Documento 2: Nombramiento de Capellán de la Hermandad y Soldadesca de San Sebastián. 26-01-1795.
Escribano Antonio Moreno de Pedrajas.
Protocolos de Villanueva de Córdoba, caja PC 581-1.
Archivo Histórico de Pozoblanco.

“Escritura de nombramiento de capellan interino de la Hermandad Soldadesca de San Sevastian de esta villa.

[Al margen:] En siete de febrero año de su otorgamiento di testimonio literal en un pliego de este sello de quarto. Doy fe. [Firma] Moreno

Benito Diaz de Luna, Josef Pozuelo Coleto, Benito Diaz de Luna el Menor, Francisco Ruiz Cantador el Menor, Andres Romero, Sevastian Jurado de Cabrera, Bartolome Cavallero y Francisco Josef Cantador, todos ocho vecinos de esta villa de Villanueva de Cordova o individuos de la Hermandad Soldadesca del Señor San Sevastian fundada en ella, el primero oficial Capitan, el segundo Sargento, el tercero y quarto Diputados actuales de dicha Hermandad, el ultimo oficial Secretario, que confesamos ser la mayor parte de los que tienen voto en ella juntos, y congregados en las casas de mi el Benito Diaz, Capittan actual, por si y a nombre de los demas hermanos ausentes e inpedidos por ausencia y enfermedad de presenciar este acto, y de nuestros subcesores, por quienes prestamos caucion de rato manente pacto judicio visto judicatum volvi, de que pasaron por el contesto de esta escritura publica, decimos que en el dia diez y seis de enero del año pasado de mil setecientos noventa y uno, por mi el dicho Sevastian Jurado de Cabrera, como oficial Capitan que a la razon era de la dicha Hermandad, asociado de Antonio Moreno Santos, Martin Illescas, Bartolome Garcia Arevalo y Vicente Cano, que eran oficiales con los nombres de Alferez, Sargento y Diputados de la misma Soldadesca, se celevro acuerdo de nombramiento de Capellan de ella en favor de Don Josef del Castillo, Presvitero de esta vecindad, interin y hasta tanto que Thomas Pelagio Cavallero, menor de edad y poseedor de la Cappellania que en esta villa fundo Doña Ana de Bacas, se ordenase de Sacerdote, y estendio asi en el libro maestro que tiene dicha Hermandad, y deseando ahora todos los susodichos que el dicho nombramiento se lleve adelante por lo gustosos que nos hallamos con el referido Don Josef del Castillo, y por lo mismo que se formalize y authorize para su mayor firmeza y estavilidad con presencia de escribano publico de esta villa. A su efecto otorgamos ante el ynfrascripto  del numero y comisiones de esta villa, segun y como mas haya lugar en derecho, que aprovamos y ratificamos el estado, nombramiento y a mayor abundamiento lo hacemos de nuevo a favor del contenido Don Josef del Castillo para que continue de tal Cappellan de dicha nuestra hermandad, y […] con celevrar las misas del cargo de ella y demas anexos a este empleo, y como previenen los estatutos, o constituciones de la misma, lo qual se entienda interin el predicho Thomas Pelagio se ordene sacerdote; y conferimos a aquel poder irrevocable con libre, franca y general administracion para que en dicho interin obtenga dicho empleo de Capellan y cumpla sus cargos como queda propuesto. Juramos en solemne y legal forma que para hacer esta declaracion de nombramiento en la conformidad estada no ha intervenido, interviene ni intervendra, directa ni indirectamente, dolo, davida ni otra especie de simonia, ni pacto ilicito reprovado por los sagrados canones y disposiciones Pontificias. Y a haver por firme este nombramiento en los terminos expresados nos obligamos segun y como haya lugar en derecho para el poder de Justicias competentes y renunciacion de leyes necesarias, con la que prohive la general de ellas en forma, en cuyo testimonio asi lo decimos y otorgamos ante el mencionado escribano (siendo presentes por testigos, digo) a quien pedimos libre testimonio literal de esta escritura y lo entregue al contenido Don Josef del Castillo, Presvitero, para que le sirva de titulo formal de nombramiento de Capellan de la dicha nuestra hermandad. Y estando presente a este otorgamiento, yo el dicho Don Josef del Castillo, digo, que acepto el nombramiento que comprehende, y prometo de continuar, cumpliendo las cargas y pensiones de tal Capellan de la nominada Hermandad Soldadesca del Señor San Sevastian, como lo he estado haciendo desde el prenotado dia diez y seis de enero del año pasado de mil setecientos noventa y uno. E yo el escribano doi fe que conozco a dichos otorgantes y aceptante, firmaron los que saven y los que no a su ruego un testigo, siendolo presentes Don Fernando Dionisio Mohedano y Leon, Cura de la Yglesia Parroquial de esta villa, Antonio Romero Bacas y Juan Cachinero vecinos de ella. Fecho y otorgado en Villanueva de Cordova, a veinte y seis dias del mes de enero de mil setecientos noventa y cinco.
[Firmas]”