Uno de los factores más a tener en cuenta en
Historia es que la aparición de nuevos datos o documentos puede trastocar el
conocimiento previo que se tuviese sobre algo. Como venía a decir el antiguo
lema de la UNED, de todas las cosas móviles lo que más se mueve es el
conocimiento.
Es lo que ha ocurrido
con los pleitos que hace tres siglos mantuvieron Pozoblanco y Villanueva de
Córdoba. En el blog mostramos lo que se había publicado sobre la cuestión, y ahora Javier Torralbo
Gallego, historiador jarote nacido en Madrid, especializado en Historia
Moderna, ha localizado en la Real Chancillería de Granada el expediente de las
querellas mantenidas entre Villanueva y Pozoblanco por los derechos de ambas de
llevar a sus localidades de la imagen de Virgen de Luna en la década de 1680.
Javier Torralbo está transcribiendo pacientemente el más de centenar de folios
del legajo, y que dan un gran volumen de nueva información, como la forma de
festejarse la romería jarota de Pentecostés de 1681.
Contamos con que el expediente se publique pronto en
su totalidad, mas hasta entonces podemos hacer un pequeño resumen e incluir
algunos de los documentados ya transcritos por Javier, al que agradezco su
generosidad al compartirlos. Aunque quizá no esté de más recordar los
precedentes.
Los pleitos se iniciaron
en 1589, cuando Pozoblanco reclamó su exclusiva propiedad de la imagen y ermita
de la Virgen de Luna, sin que la gente de Villanueva de Córdoba tuviese nada
que ver, llegando el caso al tribunal del Obispado de Córdoba. La cuestión
acabó con la sentencia firmada
el 23 de mayo de 1590 por el doctor Cristóbal de Mesa Cortés, Provisor –juez–
del obispado de Córdoba, por la que se reconocía el derecho de Pozoblanco, por
su mayor antigüedad, de poner santero y mayordomo en la ermita de la Virgen de
Luna en la Dehesa de la Jara; mas también se recogía que ambas villas podían
disfrutar de la presencia de la imagen de la Virgen de Luna en sus
festividades, y de poder llevarla a sus respectivas poblaciones. Todos los
jueces que trataron posteriormente de este asunto recurrieron a esta sentencia,
considerando el asunto como cosa ya juzgada, que no cabía revisar. Pero en 1681
el conflicto se reactivó.
El 27 de mayo de
1681 hubo fiesta y baile nocturno en Villanueva de Córdoba. Hacia media noche
se presentaron en él los dos Alcaldes Ordinarios de Villanueva, Martín Muñoz de
la Cámara y Juan de la Cruz del Castillo, quienes instaron a los presentes a
seguirle llegando a una calle donde había un nutrido grupo de personas armadas
con arcabuces y espadas, y todos juntos tomaron el camino al santuario de la
Virgen de Luna. El grupo armado era la Hermandad de la Virgen de Luna, que, no
olvidemos, también se intitulaba Compañía de Soldados.
Hacia la una de la
madrugada Antón Llergo, vecino de Pozoblanco y santero de la ermita de la Virgen
de Luna, quien dormía junto a su mujer y su hija en la Casilla de los Santeros,
en el interior del recinto del santuario, se despertó ante unos fuertes golpes
que se estaban dando en la puerta del cerco exterior. Al abrir vio que quien
llamaba era el Alcalde de Villanueva Martín Muñoz de la Cámara, reconociendo
también entre los presentes a Juan de la Cruz del Castillo, el otro Alcalde Ordinario
de Villanueva, y a Pedro de Contreras, escribano del Concejo jarote. Junto a
ellos había más de un centenar de hombres armados, quienes ingresaron en el
santuario.
El Alcalde Martín
Muñoz de la Cámara conminó al santero a que le diera las llaves de la ermita y
de la reja del altar mayor, y abriéndolas tomaron la imagen de la Virgen de
Luna y emprendieron el retorno a Villanueva de Córdoba. Para que el santero no
pudiera dar cuenta inmediata de lo sucedido, le dejaron cuatro guardias armados
(uno con arcabuz y los otros tres con espadas), entre ellos un sastre que tenía
su domicilio en la calle Real. Cuando el Sol se levantó a la del alba los
cuatro tomaron también el camino hacia Villanueva.
Al tener
conocimiento de lo sucedido la población y Concejo de Pozoblanco montaron en
cólera, emprendiendo unas acciones legales que continuaron, con algunos hechos
intermedios, durante cuatro años.
En la documentación
sobre la cuestión que aparecía en el libro de Ocaña Prados de 1911 no se podían
colegir las causas de este horario tan extraño para una romería, algo que ahora
podemos solventar tras conocer el expediente de la Real Chancillería de
Granada. En él se incluye el traslado de un cabildo celebrado por el Concejo de
Villanueva de Córdoba pocos días después de los hechos, el 01-06-1681, contando
las causas que motivaron traer la Virgen de Luna a su villa y el derecho de
procesión que poseían: