El callejero de cualquier población guarda entre sus nombres mucha de su historia, aunque a veces el paso de los tiempos (y la ausencia de fuentes de información) nos impiden saber qué méritos o cualidades tuvieron Juan Blanco o Juan de López para que sus vecinos decidieran conocer esas calles con tales denominaciones. En otros casos parece evidente que un señor llamado Francisco Rey tuvo un horno de pan en esa calle, por lo que al comienzo fue conocida como callejón del horno de Francisco Rey, pasando por economía del lenguaje a Horno de Rey y, posteriormente, a ser llamada simplemente calle Rey. Los nombres o apellidos de personas que habitaron en ciertas calles acabaron por darle el nombre a las mismas: Viveros, Pérez, Contreras, Juan Blanco, Juan de López, Rey, Palma.
Algunos nombres antiguos se deben
a hitos topográficos, como la calle del Pozo, Cerro, Laguna del Pino, Peñascal,
Piedras Altas (hoy Plaza del Carmen) o la calle Zarza, en principio Callejón a
la fuente de la Zarza.
Otros tienen su origen en las
características de su trazado o de sus casas, como la calle Torcida, Empedrada, Casas Coloradas o Casas Blancas. También los hay porque en ellas tuvieron su
asiento determinadas actividades, como el Callejón de la Sal (donde este producto era un
monopolio vendido en una determinada tienda); la calle Cuartel, pues en ella
tenía lugar la concentración de tropas; la calle Concejo, por el lugar donde se
reunían los justicias y regidores de la población; la calle Tahona, por existir
un horno para pan; o la calle Nieve, por haber en ella en el siglo XVIII un
pozo para guardar la nieve, que entonces tenía fines medicinales.
Hay calles que deben su nombre al
ser en su origen los caminos que se dirigían a otras localidades, como
Conquista, Torrecampo, Pedroche, Pozoblanco, Adamuz, Córdoba o Ventas (por iniciarse
en ella el camino que iba hacia las entonces ventas de Cardeña y Azuel).
También existen otras cuya etiología se
desconoce por completo, como Anacid, o Jetones. Sobre esta última escribía don
Juan Ocaña en su Callejero de Villanueva de Córdoba (página
46): “Mucho se ha hablado y fantaseado
sobre dicho nombre, sobre todo por su semejanza en la pronunciación con el
‘getto’ judío”, es decir, que para algunos sería la calle donde habrían
vivido los judíos de la localidad. Pero es algo anacrónico, ilógico y absurdo,
y como ya dijo el Guerra, lo que no puede ser, no puede ser y además es
imposible. Por muchos motivos, en los que merece la pena detenerse:
1.- No hay constancia alguna de
presencia de personas de etnia judía en Villanueva. Al menos no consta ningún judaizante en los procesos de la Inquisición contra
personas de la comarca, aunque eso tampoco impide que existiesen (véase
información aparte).
2.- La palabra “gueto” proviene
del italiano “ghetto”, y éste del veneciano “geto”, “fundición de hierro”, pues
en un barrio de Venecia donde existía una fundición fue el lugar donde se les
obligó a los hebreos a que tuvieran su residencia forzosa desde 1516.
3.- En España el vocablo
tradicional para denominar los barrios de poblaciones judías siempre fue
“judería”, palabra que aparece en el primer diccionario de la lengua española
editado por la Real
Academia Española, el Diccionario de Autoridades, de
1726-1739.
4.- La palabra “gueto” se hizo
muy tristemente famosa tras la Segunda
Guerra Mundial y la política de extermino racial de la Alemania nazi. Hasta
entonces, era un vocablo desconocido en España, por lo que difícilmente puede
tener relación con el nombre de una calle de 1771.
Así que no debe tener ninguna
consideración la relación del nombre de la calle Jetones con lugar de
residencia de unos judíos muy probablemente inexistentes. Más acertada parece
la opinión de don Juan Ocaña, para el que derivaba del vocablo castellano
“jetar”, en el sentido de desleír algo en un líquido, y de alguna actividad que
se realizara en dicha calle relacionada con esta acepción.
Gracias sobre todo a los archivos parroquiales, en concreto a los padrones parroquiales que se en parte se han conservado, podemos conocer las dimensiones de Villanueva y los nombres de sus calles desde el siglo XVII. Puede comprobarse que muchos de aquellos nombres se han mantenido
hasta hoy (Cerro, Parralejo, Casas Blancas, Concejo…), y aunque en otros casos
sus hombres oficiales se han cambiado, el pueblo las sigue conociendo como
calle Alta o Empedrada, Pérez o Cepas (Hermanos Martos, Canalejas, María
Cristina y Manuel Ayllón, respectivamente).
Cuando a mediados del siglo XIX Villanueva comienza a expandirse con su particular ensanche, especialmente al suroeste, van apareciendo nuevas calles que es necesario nominar, y en los nuevos nombres se aprecian claramente las distintas ideologías de los regidores locales de cada momento: cuando están en el gobierno los liberales los nombres impuestos a las nuevas calles parecen sacados del optimismo de la Ilustración: Progreso, Fomento, Liceo, Libertad, Independencia, Industria. Cuando les tocaba gobernar a los conservadores, dominaba la componenda religiosa: en 1904 se abría una nueva calle que partía de la unión de las actuales Córdoba y María Jesús Herruzo hasta el ejido del Calvario, y se decidió darle el nombre del santo del alcalde del momento, Cayetano Martos Herruzo, pasando pues a llamarse San Cayetano. Al año siguiente, se habría otra nueva calle que también partía de la actual Córdoba hasta el Calvario, y se le dio el nombre del santo del alcalde de ese año, Martín Sánchez y Sánchez: calle San Martín. El ejemplo prosiguió con otras calles como San Fernando o San Bernardo.
Cuando a mediados del siglo XIX Villanueva comienza a expandirse con su particular ensanche, especialmente al suroeste, van apareciendo nuevas calles que es necesario nominar, y en los nuevos nombres se aprecian claramente las distintas ideologías de los regidores locales de cada momento: cuando están en el gobierno los liberales los nombres impuestos a las nuevas calles parecen sacados del optimismo de la Ilustración: Progreso, Fomento, Liceo, Libertad, Independencia, Industria. Cuando les tocaba gobernar a los conservadores, dominaba la componenda religiosa: en 1904 se abría una nueva calle que partía de la unión de las actuales Córdoba y María Jesús Herruzo hasta el ejido del Calvario, y se decidió darle el nombre del santo del alcalde del momento, Cayetano Martos Herruzo, pasando pues a llamarse San Cayetano. Al año siguiente, se habría otra nueva calle que también partía de la actual Córdoba hasta el Calvario, y se le dio el nombre del santo del alcalde de ese año, Martín Sánchez y Sánchez: calle San Martín. El ejemplo prosiguió con otras calles como San Fernando o San Bernardo.
Hubo momentos en los que los
ediles decidieron adaptar el nombre del callejero a los acontecimientos de la
historia nacional, cambiando los nombres tradicionales por otros como sucesos
importantes o personajes históricos. El 04-04-1864 el Ayuntamiento de
Villanueva de Córdoba, con la presidencia de Bartolomé Torrico Sánchez, cambió
en una sesión, especialmente patriótica, el nombre de varias calles como consecuencia de
las campañas militares que se habían desarrollado en ese tiempo por el norte de
África: la antigua calle del Cuartel (hoy Córdoba) pasó a llamarse Tetuán, y el
callejón Torcío se denominó calle Castillejos, en homenaje a las dos batallas
ganadas a los marroquíes en las guerras de África, en las que destacó el
general Prim. (Por esta misma razón en muchas ciudades de España abundan estos
nombre de Castillejos y Tetuán, que también corresponden a la misma época; los
dos leones de bronce que flanquean las puertas del Congreso de los Diputados en
Madrid se fabricaron fundiendo los cañones de bronce que se habían capturado a
los moros en esas campañas). Debe rechazarse por espuria la hipótesis que lanzó
cierto nativo indocumentado de que el nombre de Castillejos se debe a que en ese lugar
existió alguna fortificación de la Edad
Media. Pues no, por sus méritos en la batalla de los
Castillejos al general Juan Prim se le otorgó el título de Marqués de los
Castillejos y Grande de España. En esta misma sesión municipal de 1864 la calle
Jetones pasó a llamarse Lepanto; la calle de las Coloradas, Bailén; el callejón
de Pata Palo, Quevedo; y el callejón de la Coba, Cervantes. Sesión épica y lírica, con los
nombres de cuatro batallas y dos grandes escritores.
Otra tanda de cambios se produjo
en 1895, cuando las calles del Torno y del Pozo pasaron a llamarse Antonio
Barroso y Santos Isasa, respectivamente, nombre de dos políticos nacionales
representantes de la circunscripción a la que pertenecía Villanueva.
Por estas mismas fechas los
regidores municipales variaron su parecer en cuanto a los nombres de alguna
calle: si en 1894 la calle Padre Cantador (actual Padre Llorente) era rotulada
como Espronceda, en 1896 le cambiaban el nombre por el que hoy conserva de
Padre Llorente, en honor del padre Antonio Llorente Santos, por su labor
realizada en las Santas Misiones celebradas ese año.
También en 1896 se le cambiaba el
nombre a una calle de reciente apertura entonces, pasando de llamarse Córdoba a
Moreno de Pedrajas, por el sacerdote y filántropo jarote fundador el Hospital
de Jesús Nazareno. Sin duda que don Bernardo Moreno de Pedrajas se merecía al
menos este reconocimiento.
Hay algún nombre de calle de la
que, aunque sea relativamente actual, se desconoce el motivo de su elección: es
el caso de la calle Génova, llamada así a partir de la decisión municipal de
1910, y que daba el mismo nombre a tres callejones consecutivos que habían
tenido un nombre distinto hasta entonces: Callejón de la Sal, Carmona y Callejón de los
Buñoleros.
En 1912 se decidía volver a
cambiar el nombre de algunas calles: el callejón de la Porra, de ambiguo nombre,
pasaba a llamarse Reina (hoy María Jesús Herruzo); la calle Empedrada,
Canalejas, en honor del político José Canalejas, asesinado ese mismo año.
El Ayuntamiento honraba en 1930 a quien fuera su Secretario, y también iniciador de la Historia de Villanueva, don Juan Ocaña Prados, quien aunque hubiera nacido en Móstoles se convirtió en un auténtico jarote. La calle donde había habitado, Dehesillas ("Jesillas" para los del barrio) tomó su nombre en el año citado, tras haber fallecido don Juan Ocaña en el número cuatro de esa calle el 12-04- 1928.
Los cambios más numerosos en la nomenclatura del callejero de Villanueva de Córdoba se produjeron con la II República. Con su advenimiento modificaron sus nombres especialmente algunas calles que lo tenían vinculado con la religión: Amargura, Cruz de Piedra, San Miguel...; o con la monarquía: Reina, María Cristina, Real, e incluso la calle Rey, que como hemos comentado nada tiene que ver con la realeza, sino porque en tiempos antiguos tuvo aquí su horno de pan Francisco Rey. También si algún político republicano caía en desgracia se le retiraba el honor de rotular una calle: así, el primer Presidente de la II República, Niceto Alcalá Zamora, que en 1931 había dado nombre a la calle Herradores, dejó de merecer tal honor en 1936, pasando a llamarse la calle Joaquín de Grado hasta 1939.
Entre los nuevos nombres dados a las calles por las corporaciones municipales durante la II República (labor en la que se mostraron especialmente pródigos) estaban:
* Juanita Rico (Calle Nueva), por una miliciana muerta en Madrid en septiembre de 1936;
* Luis de Tapia, 1871-1937 (calle Olivo), periodista madrileño, considerado el poeta satírico de la II República;
* Joaquín de Grado (calle Herradores), jefe del radio Comunista de Cuatro Caminos, Madrid, muerto en 1934;
* Nicolás Salmerón (calle Amargura), Presidente del Ejecutivo en la I República Española en 1873;
* Antonio García Quejido, 1856-1927, (calle Cruz de Piedra), sindicalista y político socialista primero y comunista después;
* Jaén Morente, 1879-1964, (calle Cerro) historiador cordobés, diputado por Izquierda Republicana en 1936;
* Capitán Galán (calle del Pozo), militar republicano que participó en la Sublevación de Jaca de 12-12-1930, siendo fusilado por ello;
* García Hernández (calle María Cristina) otro militar que participó en los mismos hechos que el capitán Galán.
* Mártires de Jaca (calle Rey), con lo que los dos protagonistas de los sucesos de Jaca tuvieron merecimiento a título particular y conjunto;
* Virginia González, 1873-1923, (calle Juan Blanco), dirigente obrera y feminista, cofundadora del PCE;
* Jaime Vera, 1859-1918, (calle Padre Llorente) político socialista;
* Pablo Iglesias, 1850-1925, (calle Real) fundador del PSOE;
* Naker (calle San Patricio), médico que acogió a Mateo Morral tras haber arrojado una bomba a Alfonso XIII el día de su matrimonio con Victoria Eugenia el 13-05-1906;
El Ayuntamiento honraba en 1930 a quien fuera su Secretario, y también iniciador de la Historia de Villanueva, don Juan Ocaña Prados, quien aunque hubiera nacido en Móstoles se convirtió en un auténtico jarote. La calle donde había habitado, Dehesillas ("Jesillas" para los del barrio) tomó su nombre en el año citado, tras haber fallecido don Juan Ocaña en el número cuatro de esa calle el 12-04- 1928.
Los cambios más numerosos en la nomenclatura del callejero de Villanueva de Córdoba se produjeron con la II República. Con su advenimiento modificaron sus nombres especialmente algunas calles que lo tenían vinculado con la religión: Amargura, Cruz de Piedra, San Miguel...; o con la monarquía: Reina, María Cristina, Real, e incluso la calle Rey, que como hemos comentado nada tiene que ver con la realeza, sino porque en tiempos antiguos tuvo aquí su horno de pan Francisco Rey. También si algún político republicano caía en desgracia se le retiraba el honor de rotular una calle: así, el primer Presidente de la II República, Niceto Alcalá Zamora, que en 1931 había dado nombre a la calle Herradores, dejó de merecer tal honor en 1936, pasando a llamarse la calle Joaquín de Grado hasta 1939.
Entre los nuevos nombres dados a las calles por las corporaciones municipales durante la II República (labor en la que se mostraron especialmente pródigos) estaban:
* Juanita Rico (Calle Nueva), por una miliciana muerta en Madrid en septiembre de 1936;
* Luis de Tapia, 1871-1937 (calle Olivo), periodista madrileño, considerado el poeta satírico de la II República;
* Joaquín de Grado (calle Herradores), jefe del radio Comunista de Cuatro Caminos, Madrid, muerto en 1934;
* Nicolás Salmerón (calle Amargura), Presidente del Ejecutivo en la I República Española en 1873;
* Antonio García Quejido, 1856-1927, (calle Cruz de Piedra), sindicalista y político socialista primero y comunista después;
* Jaén Morente, 1879-1964, (calle Cerro) historiador cordobés, diputado por Izquierda Republicana en 1936;
* Capitán Galán (calle del Pozo), militar republicano que participó en la Sublevación de Jaca de 12-12-1930, siendo fusilado por ello;
* García Hernández (calle María Cristina) otro militar que participó en los mismos hechos que el capitán Galán.
* Mártires de Jaca (calle Rey), con lo que los dos protagonistas de los sucesos de Jaca tuvieron merecimiento a título particular y conjunto;
* Virginia González, 1873-1923, (calle Juan Blanco), dirigente obrera y feminista, cofundadora del PCE;
* Jaime Vera, 1859-1918, (calle Padre Llorente) político socialista;
* Pablo Iglesias, 1850-1925, (calle Real) fundador del PSOE;
* Naker (calle San Patricio), médico que acogió a Mateo Morral tras haber arrojado una bomba a Alfonso XIII el día de su matrimonio con Victoria Eugenia el 13-05-1906;
* Catorce de Abril [de 1931], (calle Todos los
Mártires) fecha de la proclamación de la
II República.
Tras la guerra civil, estas
calles con nombres modificados durante la
II República volvían a cambiar su nombre, retomando
los tradicionales o adquiriendo otros nuevos, especialmente el de personas que
se habían destacado en la contienda o colaborado en la creación de nuevo
régimen:
* Plaza del Generalísimo, Franco, obviamente (Plaza de España);
* José Antonio [Primo de Rivera, 1903-1936] (calle
Real), fundador de Falange Española y ejecutado el 20-11-1936 en Alicante;
* Calvo Sotelo (calle Plazarejo), político
asesinado el 13-07-1936, y considerado en el periodo de Franco como
“Protomártir de la Cruzada”;
* General Sanjurjo (calle del Pozo), protagonista
de un intento de golpe de estado contra la República en 1934 (la Sanjurjada);
* Queipo de Llano (calle Herradores), general al
mando del ejército de Andalucía durante la guerra civil;
* Plaza del General Mola, 1887-1937, (Plaza de la Fuente Vieja), conocido como
“El Director” en la sublevación militar de 1936;
* Dieciocho de Julio [de 1936], fecha del Alzamiento
Nacional y origen de la guerra civil.
En 1969 se producía otro cambio
de denominación en algunas calles: la antigua Alta (cuyo nombre proviene de su
topografía) pasaba a llamarse Hermanos Martos, en honor de unos hermanos bienintencionados
que vivieron en ella y que donaron sus bienes para la creación de un centro de
enseñanza; se le daba el nombre de Dolores Herruzo (quien a sus expensas había
construido el convento y colegio de Cristo Rey) al antiguo Callejón de la Cuesta; la calle Reina
pasaba a llamarse María Jesús Herruzo, fundadora de la congregación de Las Obreras
del Sagrado Corazón de Jesús; por último, la Travesía de Cañuelo se denominó Doctor Luna, en homenaje a un eminente cirujano nacido en Villanueva.
La última gran modificación
nombres en el callejero tuvo lugar el 13-11-1980, cuando el Ayuntamiento del momento
emprendió una auténtica labor de transición, en tiempo y forma adecuados,
eliminando del nomenclátor urbano todos aquellos nombres relacionados con el
anterior régimen, y dándoles, con gran sentido común, el nombre tradicional que
se había mantenido entre la gente del pueblo. Así, la antigua calle del Pozo del
Brocal, luego Santos Isasa, después Capitán Galán, más tarde General Sanjurjo,
volvía a denominarse, ¡por fin!, con el nombre con que había sido conocida
desde siempre: calle del Pozo.
Ésta es una de las calles que más nombres ha tenido. Las otras son:
* Herradores (Alcalá Zamora, Joaquín de Grado, Queipo
de Llano);
* María Jesús Herruzo (Callejón de la Porra, Concepción Arenal,
Reina);
*
Padre Llorente (Padre Cantador, Espronceda,
Jaime Vera);
* Plaza de España (Plaza de la Constitución, Plaza
de la República,
Plaza del Generalísimo);