En el dolmen de Las Agulillas

jueves, 9 de octubre de 2014

El castillo de Almogábar: bastión norteño de los Pedroches

     El otro día fui con mi amigo Bartolomé Cañuelo Sánchez a las inmediaciones del castillo de Almogábar (Torrecampo), para que me mostrara el lugar, un kilómetro al sur de él, en la Haza de las Ánimas, donde se encuentra una de las escasas agrupaciones de tumbas excavadas en la roca del NE de Córdoba. No es lo frecuente en lo comarca, donde lo que más abunda son tumbas aisladas o por mucho en grupos de dos o tres. Lo de la Haza sería un caso de lo que el especialista en esta materia Iñaki Martín Viso denomina una "necrópolis desordenada": al menos quince sepulturas de este tipo, inmuebles, talladas en la roca natural, en una extensión de una media hectárea y formando pequeños grupos.


     Esteban Márquez Triguero (1985) describía en la Haza de las Ánimas doce sepulcros pétreos en dos grupos de nueve y tres, pero Bartolomé y yo nos topamos con otras tres (dos de adulto y una infantil) a menos de trescientos metros que Triguero no vio, lo que quiere decir que es muy posible que haya todavía más además de las publicadas por él.

 


     Pero esta entrada no está dedicada a ellas, sino al lugar que domina el entorno: el castillo de Almogábar.
     Dice de él su ficha del Patrimonio Inmueble de Andalucía (que, por cierto, fusila la información que da sobre él Manuel Nieto Cumplido en su Corpus Medievale Cordubense, pág. 224):
     "El conjunto de ruinas se compone de tres núcleos perfectamente diferenciados: un castillo, una villa amurallada y un arrabal al sur de ambos, en la ladera de acceso a éstos.
     El primero, de unos 35 metros de extensión, forma un pequeño recinto en la cúspide extrema del Oeste de la villa. De él se conservan lienzos de murallas de mampuesto sin cal de casi un metro de altura en los lados Norte y Sur así como las partes bajas de dos grandes torres - una rectangular y otra circular - que constituían las defensas de separación entre el castillo y la villa.
     Ésta ocupa una extensión aproximada de una hectárea. Se encontraba fortificada en todo su perímetro con muralla de mampuesto de la que aún quedan amplios testigos. La puerta de ingreso estaba situada en el costado sur. También pueden verse casi a ras del suelo las alineaciones de las calles y casas de la población, pudiéndose recomponer con relativa facilidad alguna de sus plantas. Finalmente, en la ladera sur de la villa y en plano inferior pueden apreciarse los vestigios informes del arrabal, formando un conjunto de ruinas de difícil identificación...
     En el lugar han aparecido no sólo restos romanos como poblados, tumbas e inscripciones, sino también restos materiales desde el Calcolítico hasta la Baja Edad Media ininterrumpidamente".

    Es difícil su equiparación con la ciudad de Gafiq, hipótesis propuesta a comienzos del siglo XX tras la traducción de la obra geográfica de Idrisi, donde se decía que entre Bitraws (Pedroche) y Gafiq había siete millas (entre Pedroche y Almogábar hay 14 km en línea recta). Ya he expresado mi disconformidad con ella, pues tras el radical estudio de don Félix Hernández Jiménez no hay duda (si tal cosa fuera posible en Historia) de la equiparación de Gafiq y la actual Belalcázar, en el NW de Córdoba. Como ya expuse en el blog, cuando al-Idrisi redactaba su obra en Sicilia variaron los trazados de los caminos que él había conocido entre Córdoba y Toledo como consecuencia de la conquista de buena parte del NE de Córdoba por Alfonso VII a mediados del siglo XII. De esta circunstancia nació su confusión.
     El medievalista cordobés Manuel Nieto Cumplido considera que el nombre árabe del lugar fue Burg Wabu al-Malaha. Así se llamaba uno de los dos distritos (aqalim, singular iqlim) más septentrionales de la kura de Córdoba en el siglo X (el otro, Wabu al-Sha'ra, mantuvo su nombre a lo largo de los siglos: la Jara, que dio nombre a la dehesa y el genticilio de los naturales de Villanueva de Córdoba, jarotes).
    Cuando Alfonso VII emprendió la campaña citada en 1155 tomó varias fortalezas, entre ellas las cordobesas de Santa Eufemia y Pedroche, no citándose expresamente en la documentación de la época el castillo de Almogábar. Años más tarde, en 1189, Alfonso VIII otorgaba un privilegio a la Orden de Calatrava en el que se señalaba y confimaba las donaciones que le hizo. Los límites pasaban por "ad castellum quod dicitur Murgaual" (Nieto Cumplido, 1979, 46). En 1255 se declaraban los mismos términos para la Orden de Calatrava que en 1189, que pasaban por el castillo de Murgabal.
     Sin embargo, el 24 julio 1243 Fernando III (M. Nieto Cumplido, 1979, 139) concede al concejo de Córdoba el castillo de Almodóvar del Río, el castillo de Obejo, el castillo de Chillón, el castillo de Santa Eufemia, el castillo y villa de Gahete (antes Gafiq y ahora Belalcázar), la villa de Pedroche y el castillo del Mochuelo. Murgabal o Almogábar no aparece expresamente citado en la documentación, lo que quizá supusiera que ya se había abandonado: tras la conquista cristiana de la capital cordobesa, la frontera con al-Andalus pasó al sur del Guadalquivir; alejado la actividad bélica, quizá el castillo de Almogábar ya no tuvo razón para existir.
     Los restos actuales de la fortificación parecen ser de su última etapa, la musulmana, pero su entorno está repleto de historia, debido, quizá en gran parte, a su morfología y posición. El castillo se construyó sobre una pequeña cordillera alargada en dirección norte sur, con una cota máxima de casi 707 m. Se eleva más de medio centenar de metros, siendo más abrupta su cara este, con pendientes del cincuenta por ciento, como se aprecia muy bien en el mapa topográfico:


      El gran afloramiento granítico destaca sobre el calmo paisaje de penillanura ondulada del batolito



       Desde el lugar hay contacto visual con la forticación del Mochuelo, ya en las sierras al norte del río Guadalmez, otro de los puntos estratégicos de las comunicaciones entre el valle del Guadalquivir y el centro de la Meseta. Unos dos kilómetros al oeste transita la antigua vía romana entre Epora (Montoro) y Solia (Majadaiglesia, El Guijo), dos de las ciudades del NE de la provincia de Córdoba. A unos 3,5 km al este discurría el camino del Armillat (conocido hoy como camino de Villanueva a los Molinos de la Ribera), la principal vía de comunicación entre Córdoba y Toledo en tiempos del califato de al-Andalus, pero que conserva vestigios, como éstos, de un uso anterior.
     Uno de los pioneros del estudio de la arqueología de campo de los Pedroches, el ingeniero Antonio Carbonell, daba cuenta en 1945 el descubrimiento en sus inmediaciones de un fragmento de inscripción romana. En la segunda edición del Corpus de Inscripciones Latinas de Hispania hay una, la CIL II2/7771 que procede del castillo de Almogábar. Sólo figura un nombre, C. Pontius [...]nianus, y Armin Ulrich Stylow la data en el siglo II d.C.
      Algo más de un kilómetro al SW del castillo es donde se encontró una enterramiento por cremación romano que se puede fechar a comienzos del siglo II d.C. Aunque los vestigios arqueológicamente más visibles son las sepulturas excavadas en la roca entre la Haza de las Ánimas y la Nava, al S y SW del castillo, y sobre las que sin duda hay que seguir estudiando:


     Es muy significativo que toda la información documental que conocemos del castillo de Almogábar sea de origen cristiano (obviando las conjeturas de que fuera la Gafiq de Idridi), desde que a partir de mediados del siglo XII los castellanos se interesan por el norte de Córdoba. He estado revisando en la obra de un buen arabista cordobés, Antonio Arjona Castro: Córdoba, su provincia y sus pueblos en época musulmana, y no he encontrado ninguna referencia sobre él, aunque tanto la documentación cristiana como la arqueología muestran la importancia del lugar desde el Reino de Toledo al Reino de Castilla. Y mientras vamos conociendo cosas sobre él y sus aledaños, su sustrato sigue manteniéndose airoso, dominando la entrada al norte de los Pedroches.


Edito para hacer una aclaración: he escrito "Almogábar", con "b", pues como "Mogábar" aparece en la primera edición (1891) de la hoja 859 a escala 1:50.000: