En el dolmen de Las Agulillas

domingo, 15 de septiembre de 2013

Inscripciones árabes de los Pedroches

Juan Antonio Souto Lasala fue el autor del favicon, del icono de página que representa a este blog. Gran arabista y mejor persona, en las I Jornadas de Historia de Pedroche, el 28 junio 2009, le pedí que me dedicara un libro suyo, lo que hizo tanto en castellano como en árabe; y como muestra de su sentido del humor, y de su saber, escribió mi nombre en árabe, Yahya Hamam, de un modo caligráfico que representa la silueta de un ave:


Desgraciadamente para nosotros, porque es por nosotros por quienes doblaron las campanas, Alá lo reclamó demasiado pronto para sí. Vaya esta entrada en su recuerdo y homenaje.


       De los cinco siglos en que los Pedroches estuvieron en el ámbito de al-Andalus sólo tengo conocimiento de tres inscripciones lapídeas. Tan reducido número contrasta, por ejemplo, con las más de tres decenas latinas. Puede haber varias explicaciones: una es que esta sociedad generase pocos documentos de este tipo; no parece un argumento sólido, pues dos de las que han llegado hasta nosotros tienen carácter funerario, y es de suponer que igual que ellas tuvieron que hacerse muchas más. Otra explicación es que cuando salieran a la luz y se comprobase que no estaban escritas en "cristiano", se destrozasen por considerarlas portadoras de mal fario. No sería extraño que la escasez de este tipo de fuentes se deba a la escasa implantación urbana de los Pedroches durante al-Andalus, con muy pocas ciudades y un poblamiento basado en pequeños asentamientos, pues es en las ciudades donde teóricamente podríamos encontrar más inscripciones, tanto funerarias como conmemorativas. La datada con más antigüedad procede de Villanueva de Córdoba y las otras dos de Pedroche, todas del siglo XI.

Nª 1.- Estela musulmana de Villanueva de Córdoba.
(Fuente: Frochoso Sánchez, 2005, 48.)

       Explicaba Juan Ocaña Torrejón en su Callejero de Villanueva de Córdoba (1972, 121) que en la fachada de la casa número 7 de la calle Ventura existió una piedra de granito con una inscripción árabe y una cruz de hierro rematándola (la cruz fue destruida en la guerra civil). Esto le dio nombre a la calle, conocida en el siglo XVIII como "Cruz de Ventura". Juan Ocaña consiguió en 1961 el permiso de la dueña de la casa para extraerla del lugar, resultando ser un monolito de 2,30 m de altura por 0,40 m de ancho y 0,38 m de grueso ( o sea, con un peso aproximado de unos mil cien kilos). Así pudo comprobarse que en su lateral derecho tenía otra inscripción en castellano con este texto: "Esta + // hizola Rº Ruizº". En la actualidad la pieza está depositada en el patio del Museo Arqueológico de Córdoba.
       Tras una primera valoración de Manuel Ocaña Jiménez de que podría ser de carácter sepulcral, Rafael Frochoso Sánchez, uno de los mejores especialistas en numismática de al-Andalus, realizó la lectura definitiva. En su interpretación, la primera línea ha desaparecido, y en la segunda se encuentra una palabra clave para la interpretación: amal, "obra de", seguido de un nombre que podría ser Kulayb, continuando en la siguiente línea con ibn Hasam  o ibn Halib. La siguiente línea que puede leerse contiene la fecha: año dos // y noventa // y tres // cientos, es decir, el año 392 de la hégira o calendario musulmán, que corresponde en el nuestro al espacio entre el 20 noviembre 1001 y 9 noviembre 1002. (En la referencia de Ocaña también se cita el año 392 de la hégira, pero se hace equivaler erróneamente al año 914 de nuestra era.)
       No se trata de una inscripción funeraria, algo que no encaja con este tamaño desmesurado. "Al interpretar su lectura con la palabra clave ... "obra de"... vemos que se trata de un monolito conmemorativo de la construcción de algún proyecto público como una torre, un puente, una fuente, un miliario, etc." (Frochoso Sánchez, 2005, 43). Se labró en el último año de vida de Almanzor (muerto en la noche del 10 al 11 de agosto de 1002), quien, además de su actividad guerrera, impulsó una gran labor edilicia, promoviendo la construcción de obras públicas (la más grandiosa fue la ampliación de la Mezquita Aljama de Córdoba).
       Otro elemento a tener en cuenta es que el lugar donde se encontró en la Edad Moderna, la calle Ventura, pertenecía al trazado del camino del Armillat, la vía de comunicación entre Córdoba y Toledo durante el Califato, y que dejó de emplearse tras la caída del mismo.

Nº 2.- Primera lápida árabe de Pedroche.
       También la primera referencia a esta pieza es de Juan Ocaña Torrejón (1962, 113): al hacerse en el verano de 1961 unas obras de replanteo en el Parque Municipal "El Salvador" de Pedroche, al sur de la población, los obreros encontraron una laja de pizarra. Al principio no se dieron cuenta de que estaba labrada, por lo que sólo se salvó un fragmento. Tras comprobarse que estaba escrita en lengua árabe, las autoridades locales la remitieron, por mediación de J. Ocaña, al Museo Arqueológico de Córdoba (nº de inventario 23.397).
       El profesor Juan Antonio Souto Lasala realizó el estudio de esta inscripción (y de otra más que se verá luego) con motivo de las I Jornadas de Historia Local de Pedroche realizadas en el año 2009. (Hay que felicitar al amigo Pedro de la Fuente por los excelentes "fichajes" que ha conseguido para las distintas ediciones de estas Jornadas. Se le insta a que continúe así.)
     
(Fuente: Souto Lasala, 2010, 35.)

       La lápida es de pizarra; sólo conserva una pequeña parte de su inscripción original, pero de lo conservado se desprende que tiene carácter funerario. Se trata de una lápida con el fragmento de un epitafio, es decir, de una inscripción funeraria. El tipo de escritura es incisa angular. "Es muy posible que el lapidario intentara imitar, lo mejor que podía pero sin lograrlo, el tipo oficial llamado 'cúfico'" (Souto Lasala, 2010, 23).
       Dado su estado de conservación, el profesor J. A. Souto establece distintas lecturas:

1    Y él [profesaba que no hay dios si]
2    no Dios Úni[co, sin compañero,]
3    y que Muhammad es Su siervo y Su En[viado; y e]
4a  llo en el mes de gumada la p[rimera
5a  del año oc]h[o y] c[uat]ro cien[tos] / 25 septiembre - 24 octubre 1017

4b  llo en el mes de gumada la p[ostrera
5a  del año oc]h[o y] c[uat]ro cien[tos] / 25 octubre - 22 noviembre 1017

4a  llo en el mes de gumada la p[rimera
5b  del año oc]h[o y] c[ua]re[nta] y c[uatrocientos] / 17 julio - 15 agosto 1056

4b  llo en el mes de gumada la p[ostrera
5b  del año oc]h[o y] c[ua]re[nta] y c[uatrocientos] / 17 julio - 15 agosto 1056

       La inscripción sólo conserva la profesión de fe islámica y parte de la fecha; en un epitafio andalusí típico de la época faltaría la invocación, la bendición al profeta Mahoma, aleyas coránicas sobre la vanidad terrenal y el nombre del difunto.

Nº 3.- Segunda lápida árabe de Pedroche.
       En la misma zona del hallazgo de la lápida anterior, durante las obras de construcción del colegio de Pedroche se halló otra lápida de pizarra, que permaneció olvidada en dependencias del Ayuntamiento hasta que en una reordenación de los almacenes volvió a aparecer de nuevo. En tanto que su propietario, el Ayuntamiento de Pedroche, cuente con un centro homologado y cualificado para su conservación y exhibición, está depositada en el Museo PRASA de Torrecampo, con número de inventario D/002 (Carpio Dueñas, 2010, 93).




(Fuente: J. A. Souto Lasala, 2010, 38 y 39.)

       Como la anterior, también está labrada en pizarra (ahora que caigo, no recuerdo que este material fuera empleado en la comarca de los Pedroches durante el periodo romano para realizar inscripciones, prefiriéndose sobre todo el granito, y también alguna en mármol y caliza), e igualmente sólo conserva parte de la profesión de fe y la datación, que tiene la particularidad de estar tanto según el calendario musulmán como el cristiano. De lo conservado hace la siguiente traducción el profesor Souto Lasala:

1 [...] m (?) / n (?) [...
2 compadézcalo / compadézcala D(?)ios el primero del mes de agosto que
3 [esta] ba (?) en el año ocho y setenta y cuatro cientos,
4 en la mitad última de rabi el postrero / 10 a 24 de agosto de 1085

       "Sólo conozco tres epitafios peninsulares en árabe y don data cristiana. Dos son de cristianos toledanos y posteriores a la conquista de la ciudad... El tercero es de un arráez musulmán de Jaén" (Souto Lasala, 2010, 26-27), aunque es frecuente en las fuentes escritas de al-Andalus que aparezcan ambas dataciones en mes cristiano y musulmán, aunque en el año únicamente se indique el de la hégira. El calendario lunar musulmán es muy variable en las estaciones, mientras que los meses cristianos se adaptan mejor al ciclo de las estaciones, algo muy práctico en el medio rural por las prácticas agrícolas.
       "Las lápidas estudiadas son dos documentos originales escritos en lengua árabe, datados en distintos momentos del siglo XI y procedentes de Pedroche. Constituyen, por lo tanto, restos materiales indiscutiblemente islámicos del lugar y prueba irrefutable de que en el solar o en las inmediaciones de la actual villa hubo pobladores musulmanes en dicha época. Ambas corresponden a a iniciativas privadas y de escasos recursos en un contexto rural, ya que contrastan con los epígrafes oficiales (o simplemente "ricos") andalusíes de la época, caracterizados por el empleo de materiales "nobles" y de escritura del tipo llamada "cúfico" hecha en caracteres excisos. Las diferencias de material, escritura, técnica y de talla y cronología permiten saber que no fueron hechas por una misma persona, ni siquiera por un mismo taller, de cuya propia existencia caben grandes dudas, dino que se trata de obras de dos lapidarios distintos y tal vez ocasionales" (J. A. Souto Lasala, 2010, 33). El lugar donde aparecieron las dos inscripciones, en las afueras del recinto andalusí de Pedroche y junto a un camino, era el frecuente en las almacabras o necrópolis islámicas de la época de al-Andalus, como se continúa haciendo hoy en día en las poblaciones islámicas tradicionales. En esto los cementerios musulmanes seguían las mismas pautas que los romanos, establecerlos fuera del pomerium urbano, y al contrario que la cultura cristiana, donde las ciudades de los vivos y las de los muertos compartieron el mismo espacio hasta el siglo XIX.

       Varias personas de Pedroche le informaron a J. A. Souto de la aparición de una tercera inscripción en el mismo solar y en años recientes, así como de su desaparición casi de forma inmediata. Como se dice por estas tierras, estaría de Dios. En este caso, de Alá.