Retomamos el asunto de los peculiares platos (o cuencos) de vidrio depositados en sepulturas de los Pedroches en el periodo de la Hispania Tardía, intentando responder a otra de las preguntas básicas en Historia: ¿cuándo?
No disponemos de ningún elemento (inscripciones, monedas) en las tumbas de los Pedroches en las que aparecieron estos cuencos (o platos) que nos permita obtener una cronología absoluta, una fecha de calendario; a lo máximo que podemos llegar, con los datos conocidos, es a una cronología relativa, aproximada. Para ello contamos con tres tipos de fuentes: la primera, los platos en sí; la segunda, los objetos que los acompañaban en las sepulturas; y la tercera los lugares donde aparecieron estas tumbas.
En cuanto a la primera, los propios platos, el antecedente tipológico de estos platitos (como el de la fotografía de abajo, encontrado en la Alcarria,12 km al SSE de Villanueva de Córdoba; v. en esta entrada los lugares donde se encontraron):
(Fotografía de Ángel Riesgo Ordóñez.)
Por lo que se ha estudiado de ellos en el norte de la Galia, este tipo de platos con el borde redondeado por la acción del fuego comienza a aparecer a mediados del siglo V, siendo más frecuentes desde finales de ese siglo hasta mediados de la siguiente centuria:
(Patrick Pèrin, 1995, 148)
(Danièle Foy, 1995, 241)
(Alejandro Marcos y Ana María Vicent, 2000, 215)
Se trata de dos cuencos de terra sigillata hipánica tardía hallados en dos sepulturas en el término de Villanueva de Córdoba, y en las cuales también se depositaron platitos de vidrio:
(Fotografías de Guadalupe Gómez Muñoz en www.http://ceres.mcu.es/)
Desde finales del siglo V, y durante los dos siguientes, en los yacimientos madrileños excavados proliferan las cerámicas realizadas a torno lento, que es la misma técnica que se empleó para fabricar la mayoría de jarros, ollas y cuencos de barro encontrados en las sepulturas de los Pedroches, y esto no nos ayuda en el objetivo de encontrar una datación más o menos precisa.
Aunque se observan formas cerámicas similares entre los yacimientos del centro de la Meseta y los de los Pedroches. En Gózquez (Madrid) aparecieron unos cuencos carenados, cuya morfología derivaba de producciones antiguas de terra sigillata, y que se encuadran a finales del siglo V, y, especialmente, durante el VI. Producciones similares nos las encontramos en el norte de Córdoba:
(Ana María Vicent, 1999, 127; AA. VV. 2006, 492.)
Conozco un tejar en la Bermejuela (14 km al SE de Villanueva de Córdoba) que tras la guerra civil estuvo fabricando tejas y ladrillos para los cortijos que se habían levando entonces por la zona. El lugar estaba tan aislado como podría haberlo estado mil años antes, por lo que esta hipótesis de alfareros ambulantes es coherente y lógica. Fin de la digresión).
La tercera de nuestras fuentes de información son los lugares donde se encontraron las tumbas. La gran mayoría formaba parte de micronecrópolis asociadas a granjas; sólo las que se excavaron en la basílica del Germo (Espiel) pueden aportar luz en cuanto a la cronología. El lugar fue excavado en 1967 por el Instituto Arqueológico Alemán de Madrid bajo la dirección de Thilo Ulbert, aunque ya había sido objeto de otras intervenciones a principios de siglo por el propietario de la finca. De esa primera época procede este plato de vidrio, con una peculiar decoración en su base:
(Fotografía de Guadalupe Gómez Muñoz en www.http://ceres.mcu.es/)
(T. Ulbert, 1971, 168)
En definitiva, a tenor de los datos conocidos hasta hoy, no se le puede asignar una cronología absoluta a estos platos. Parece, eso sí, que su uso fue prolongado en el tiempo, desde finales del siglo V o comienzos del VI (similitudes con los platos de la Galia, terra sigillata hispánica tardía en muy escasas sepulturas), y manteniéndose al menos hasta el siglo VII.
Aunque la gran pregunta sigue siendo la misma: ¿por qué este tipo de cuencos es tan abundante en el norte de Córdoba y, sin embargo, se conocen muy pocos semejantes en el resto de la península? De entada, como hice con el vaso campaniforme carenado con botón terminal, forma Feyeux 52 (más merovingio que el chupete de Clodoveo, por cierto, y único conocido en Hispania), descarto radicalmente relaciones comerciales entre el norte de Córdoba y Renania en tiempos de Atanagildo. Alguna explicación debe de haber pero, por ahora, se me escapa...