A partir del último tercio del siglo VI se observa un cambio radical en estos objetos tan de la vida cotidiana como son los broches de cinturón: se abandonan las formas germanas de los niveles II y III (fíbulas y placas de celdillas) y aparecen otras que han sido adscritas a una corriente denominada "latino-mediterránea" por tener su origen en el Mediterráneo oriental, que se agrupa en dos niveles, IV y V. A la vez, los broches y placas de cinturón de estos niveles aparecen abundantemente en los Pedroches.
El nivel IV (560/580 - 600/640) de Gisela Ripoll se corresponde esencialmente a los últimos años del reinado de Leovigildo y al de Recaredo
Con la nueva demanda los antiguos talleres visigodos languidecen mientras que aparecen otros centros de producción hispánicos que, copiando modelos del Mediterráneo oriental e incorporando algunos elementos tradicionales germanos, elaboran unos objetos con unas características locales indiscutibles que los hacen fácilmente distinguinbles de las producciones de otros talleres europeos.
A este nivel IV corresponden los broches de cinturón de placa rígida, es decir, aquéllos en los que la placa y la hebilla forman una sola pieza. Las formas más representativas de estos broches de cinturón de placa rígida son éstas:
(Ilustración de G. Ripoll, 1998, 57.)
Por su morfología y decoración se han establecido diversas categorías:
* Broches de cinturón de placa rígida sencilla y con espina dorsal.
Existen diversas variantes, desde los que tienen placas con perfiles estrangulados a los que los tienen paralelos. Los hebijones suelen ser de base escutiforme, o rectos.
* Broches de cinturón de placa rígida lisa o con decoración geométrica simple.
Generalmente son de perfiles rectos o ligeramente estrechados en el centro, con lengüeta con terminación semicircular o triangular. Presentan en el anverso liso con una decoración a base de motivos geométricos muy simples basados en círculos concéntricos y en el trazado de líneas, habitualmente recorriendo el perfil de la pieza.
* Broches de cinturón de placa rígida con decoración figurada.
Su morfología es similar a la anterior, caracterizándose en que su decoración es mucho más elaborada y de carácter figurado. En el Museo PRASA hay un fragmento de placa rígida en cuyo anverso está representada incisa la figura de un cuadrúpedo con la cabeza girada hacia atrás (en el centro de la fila superior de la imagen de arriba), y otra mucho más interesante:
Mide 12,6 cm de largo por 5,5 cm de ancho, y su peso es de 130 gr. Representa a dos grifos afrontados bebiendo de la fuente de la vida. Lo interesante de esta pieza es que se conocen otras similares: una procede de las excavaciones realizadas en el monasterio de San Cugat del Vallés (P. de Palol, 1950, 118-119); otra está en el Museo de Vich, aunque se presume que proviene de Córdoba; la tercera se encuentra en el Römisch-Germanisches Zentralmuseum de Maguncia (Alemania), formando parte de una colección de broches, placas, hebillas y agujas de cinturón procedentes del valle bajo del Río Guadalquivir, en Sevilla (G. Ripoll, 1998, 76-ss.).
(P. de Palol, 1950; G. Ripoll, 1998.)
La placa de broche cinturón conservada en el Museo PRASA de Torrecampo es pues la cuarta que se conoce con un motivo similar.
Estos broches de cinturón de placa rígida, bien simples o con espinal dorsal, con decoración sencilla o figurada, parece ser que comenzaron a ser producidos "en un taller italiano que comercializó sus productos por toda Europa y países mediterráneos, incluso por los más occidentales del norte de África. Su difusión por la geografía peninsular es amplísima, pero los descubrimientos más notables se están realizando en la Bética y en las islas Baleares... Aparecen en algunas necrópolis de época visigoda, pero no son exclusivos de ellas puesto que se encuentran extendidos por toda la península, se hallan también en muchos yacimientos merovingios y de la época de las migraciones situados entre el Rhin y el Sena... Como en otros casos, los artesanos hispánicos dotaron a dichas series de una personalidad propia. Estas características son precisamente las que permiten identificar fácilmente las producciones peninsulares, al menos desde el punto de vista de la fabricación puesto que, ornamentalmente, los artesanos siguen las tendencias generales de la época" (Gisela Ripoll, 1998, 57- 72-91). Se datan en la segunda mitad avanzada del siglo VI y primeros decenios del siglo VII. Al ser especialmente abundantes en la Meseta, se ha planteado la existencia de un taller entre los ríos Duero y Tajo donde se elaboraran, aunque el profesor P. de Palol creía que por la región de Córdoba debió de existir un importante taller donde se fabricaran las placas rígidas con decoración figurada, opinión a la que contribuye la placa depositada en el Museo PRASA de Torrecampo.
* Broches de cinturón de placa rígida calada.
Una serie muy peculiar dentro del conjunto de objetos de adorno personal de finales del siglo VI y del VII es la de las placas rígidas caladas. Son piezas elaboradas a molde, dejando libre el espacio central y retocando posteriormente los perfiles. Atendiendo a motivos morfológicos y decorativos, la profesora Ripoll distingue tres grupos a partir del calado interno: con decoración geométrica, zoomorfa y epigráfica. En los Pedroches encontramos ejemplares de los dos primeros.
Placa rígida calada con decoración geométrica. La parte interna de la placa está vaciada con una decoración de carácter geométrico, que a veces se repite en el perfil de la pieza.
Procedentes de la Bética la profesora Ripoll (1998, 93) estudió ocho placas de este tipo, aunque son muy abundantes en las necrópolis de la Meseta: sólo en la de Duratón se encontraron una veintena.
Respecto a su origen se ha considerado que es lombardo (pueblo germano que invadió Italia en el 568), probablemente en un taller itálico, aunque existían ya en Panonia (entre Austria y Hungría actuales) desde el momento de la instalación de tropas lombardas. Se conocen piezas de este tipo en Italia, pero son mucho más frecuentes al norte de los Alpes o en zonas del área de la Germania; también se conocen en la Galia y en Hispania. "Pudiesen ser productos longobardos imitados durante la estancia en Pannonia, siendo difundidos y copiados a partir de entonces... [También pudieron] ser posteriores al año 568, momento de la conquista de Italia" (Ripoll, 1998, 96). Esto hace que se sitúen cronológicamente en la segunda mitad del siglo VI, persistiendo en el siguiente.
Los broches de cinturón de este tipo fueron fabricados en Hispania, pues tienen las características de las placas rígidas de la época: bordes paralelos, extremo distal redondeado y la hebilla unida a la placa formando una sola pieza. Parece que por la zona de la Meseta se situó un taller que fabricó placas caladas con una peculiar decoración, abundantes círculos concéntricos en su superficie, como se puede ver en esta pieza conservada en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid:
De los Pedroches conozco sólo dos fragmentos de placa de este tipo: uno que conserva la hebilla en el Museo de Villanueva de Córdoba, y otro que corresponde al extremo distal, presentando la característica decoración de círculos concéntricos de las placas de la Meseta.
Placa rígida calada con decoración zoomorfa. Son poco frecuentes, sólo se conocían en 1998 doce en Hispania y dos en la Bética, a las que hay que sumar el fragmento de otra encontrado en el arroyo Guadamora (entre Pozoblanco y Villanueva de Córdoba) y depositado en el Museo Arqueológico de Córdoba (nº inv. 32.480). Se conserva el cuerpo y las cuatro extremidades del animal que, por los precedentes conocidos, debe corresponder a un grifo. No es correcto, como se indica en ficha de esta placa del portal CERES del Ministerio de Cultura, que se trate "de una escena de grifos afrontados, frecuentes en este tipo de broches de cinturón". Los dos grifos afrontados corresponden sobre todo a placas rígidas con decoración figurada; en las placas caladas zoomorfas también es frecuente es que sea sólo uno, como en ésta procedente de la Bética conservada en el Museo Romano-Germano de Maguncia:
Las placas con decoración calada zoomorfa son abundantes en la zona norte del antiguo reino burgundio (pueblo germano que acabó dándole su nombre a la Borgoña), encontrándose también al norte del Sena. "Con seguridad, existió un taller que distribuyó las piezas muy extensamente y cuyas influencias llegaron a las provincias de Hispania, permitiendo a los artesanos locales elaborar unas producciones con características propias, como son la hebilla y la placa fundidas en una sola pieza y no articuladas por una charnela, y el extremo distal de la placa de forma semicircular y no recto, como ocurre en las placas de origen burgundio.. Su cronología debe situarse a finales del siglo VI o principios del siglo VII d.C., o bien en su primera mitad, tal como ocurre en los ejemplares de fuera de la Península" (Gisela Ripoll, 1998, 104)
Estos broches de cinturón de placa rígida, bien simples o con espinal dorsal, con decoración sencilla o figurada, parece ser que comenzaron a ser producidos "en un taller italiano que comercializó sus productos por toda Europa y países mediterráneos, incluso por los más occidentales del norte de África. Su difusión por la geografía peninsular es amplísima, pero los descubrimientos más notables se están realizando en la Bética y en las islas Baleares... Aparecen en algunas necrópolis de época visigoda, pero no son exclusivos de ellas puesto que se encuentran extendidos por toda la península, se hallan también en muchos yacimientos merovingios y de la época de las migraciones situados entre el Rhin y el Sena... Como en otros casos, los artesanos hispánicos dotaron a dichas series de una personalidad propia. Estas características son precisamente las que permiten identificar fácilmente las producciones peninsulares, al menos desde el punto de vista de la fabricación puesto que, ornamentalmente, los artesanos siguen las tendencias generales de la época" (Gisela Ripoll, 1998, 57- 72-91). Se datan en la segunda mitad avanzada del siglo VI y primeros decenios del siglo VII. Al ser especialmente abundantes en la Meseta, se ha planteado la existencia de un taller entre los ríos Duero y Tajo donde se elaboraran, aunque el profesor P. de Palol creía que por la región de Córdoba debió de existir un importante taller donde se fabricaran las placas rígidas con decoración figurada, opinión a la que contribuye la placa depositada en el Museo PRASA de Torrecampo.
* Broches de cinturón de placa rígida calada.
Una serie muy peculiar dentro del conjunto de objetos de adorno personal de finales del siglo VI y del VII es la de las placas rígidas caladas. Son piezas elaboradas a molde, dejando libre el espacio central y retocando posteriormente los perfiles. Atendiendo a motivos morfológicos y decorativos, la profesora Ripoll distingue tres grupos a partir del calado interno: con decoración geométrica, zoomorfa y epigráfica. En los Pedroches encontramos ejemplares de los dos primeros.
Procedentes de la Bética la profesora Ripoll (1998, 93) estudió ocho placas de este tipo, aunque son muy abundantes en las necrópolis de la Meseta: sólo en la de Duratón se encontraron una veintena.
Respecto a su origen se ha considerado que es lombardo (pueblo germano que invadió Italia en el 568), probablemente en un taller itálico, aunque existían ya en Panonia (entre Austria y Hungría actuales) desde el momento de la instalación de tropas lombardas. Se conocen piezas de este tipo en Italia, pero son mucho más frecuentes al norte de los Alpes o en zonas del área de la Germania; también se conocen en la Galia y en Hispania. "Pudiesen ser productos longobardos imitados durante la estancia en Pannonia, siendo difundidos y copiados a partir de entonces... [También pudieron] ser posteriores al año 568, momento de la conquista de Italia" (Ripoll, 1998, 96). Esto hace que se sitúen cronológicamente en la segunda mitad del siglo VI, persistiendo en el siguiente.
Los broches de cinturón de este tipo fueron fabricados en Hispania, pues tienen las características de las placas rígidas de la época: bordes paralelos, extremo distal redondeado y la hebilla unida a la placa formando una sola pieza. Parece que por la zona de la Meseta se situó un taller que fabricó placas caladas con una peculiar decoración, abundantes círculos concéntricos en su superficie, como se puede ver en esta pieza conservada en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid:
(Arias y Novoa, 1996, 78.)
Placa rígida calada con decoración zoomorfa. Son poco frecuentes, sólo se conocían en 1998 doce en Hispania y dos en la Bética, a las que hay que sumar el fragmento de otra encontrado en el arroyo Guadamora (entre Pozoblanco y Villanueva de Córdoba) y depositado en el Museo Arqueológico de Córdoba (nº inv. 32.480). Se conserva el cuerpo y las cuatro extremidades del animal que, por los precedentes conocidos, debe corresponder a un grifo. No es correcto, como se indica en ficha de esta placa del portal CERES del Ministerio de Cultura, que se trate "de una escena de grifos afrontados, frecuentes en este tipo de broches de cinturón". Los dos grifos afrontados corresponden sobre todo a placas rígidas con decoración figurada; en las placas caladas zoomorfas también es frecuente es que sea sólo uno, como en ésta procedente de la Bética conservada en el Museo Romano-Germano de Maguncia:
(G. Ripoll, 1998, lám. VII.)