En el dolmen de Las Agulillas

sábado, 21 de septiembre de 2013

Las épocas tardoantigua y visigoda en los Pedroches

       Junto al Calcolítico, el periodo del que más vestigios se conocen en el noreste de Córdoba corresponde a las épocas tardoantigua y visigoda. Del tiempo anterior, el imperio romano, algún hallazgo aislado como un enterramiento por cremación nos revela algunos datos, aunque es la epigrafía, la información escrita en la piedra, la que más nos ha ayudado a conocer este tiempo, sobresaliendo en este aspecto el trifinium de Villanueva de Córdoba por el que se supo de la existencia en nuestra comarca de la ciudad romana de Solia.
       El yacimiento más importante del periodo romano es Majadaiglesia (El Guijo) (donde se cree que estuvo ubicada precisamente Solia, y por esa razón le prestamos una gran atención en nuestro blog). Es también el único yacimiento donde se ha comenzado a limpiar, a la espera de que escampe la que nos está cayendo y se pueda comenzar a excavar en serio. Una importante novedad en este sentido es que el Instituto Arqueológico Alemán viene a trabajar en los Pedroches en el yacimiento de la Losilla (Añora), otro importante yacimiento con una necrópolis y posible basílica de los periodos tardoantiguo y visigodo, aunque también posee otros elementos anteriores de épocas anteriores como dos altares funerarios anepígrafos. Según Stylow (1986, 262-263) la forma baja de los altares sugiere una fecha temprana, de alrededor del siglo II d.C., mas no es posible una datación más precisa sin contar con más datos.
       Pero, como decía, es del periodo posterior al Alto Imperio romano, desde mediados del siglo III a comienzos del VIII, del que más testimonios materiales se conocen. No vamos a entrar ahora en las posibles causas, me limitaré a exponer el hecho.
       Al igual que con el megalitismo, su descubridor fue Ángel Riesgo Ordóñez, quien excavó más de trescientas sepulturas de esos siglos en medio centenar de pequeñas necrópolis. Eran sepulturas de inhumación, y la forma más frecuente era una fosa revestida por lajas verticales y cubiertas por varias grandes lajas horizontales. Cuando las tierras de los Pedroches fueron puestas mayoritariamente en explotación tras el proceso desamortizador de mediados del XIX, muchas de ellas salieron a la luz y los cortijeros, con una gran habilidad, transformaron las losas de las tumbas en pesebres para el ganado, como puede verse en la segunda fotografía (la primera corresponde a una sepultura en Venta Velasco, Cardeña):
(Fuente: Aulló, 1925, lámina XVI.)

       De estas tumbas obtuvo un nutrido "depósito ritual" que se conservan en la actualidad en los Museos Arqueológicos de Madrid y Córdoba: casi un centenar de objetos cerámicos (no sólo jarras, que es lo más usual, sino también ollas y platos), como se observa en estas fotos tomadas por el propio Á. Riesgo, junto a otros objetos como platos de vidrio, pendientes, sortijas, collares, clavos de los sarcófagos o lucernas (la llamada "A" de la tercera fotografía ya la conocemos y sabemos que procede de Majadaiglesia):
(Fuente: Ocaña Torrejón, 1962, 2ª página de fotografías.)

       La tercera parte de las piezas encontradas por Riesgo en las sepulturas pasó a poder de su jefe, el ingeniero Manuel Aulló Costilla, quien posteriormente las depositó en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid. Ricardo Izquierdo Benito publicó en 1977 un par de artículos sobre la cerámica de las sepulturas del periodo visigodo, empleando el material de la colección Aulló y la documentación gráfica del artículo del ingeniero de 1925. Durante mucho tiempo el ensayo de sistematización de la cerámica de necrópolis de época visigoda de Ricardo Izquierdo (1977b) fue el auténtico referente para quienes estudiasen esta materia, y en su elaboración no fue irrelevante la colección Aulló: de unas de las formas que estableció R. Izquierdo Benito, la nº 5, "Olla globular, de boca ancha, con dos asas... Solamente se conoce un ejemplar de esta forma. Se trata de una pieza procedente de Villanueva de Córdoba" (Izquierdo Benito, 1977b, 847).
(Fuente: R. Izquierdo, 1977b, 802. El círculo rojo ubicando correctamente nuestra tierra es mío.)

       Por los cuadernos de campo de Ángel Riesgo sabemos que procedía exactamente de Las Aguilillas, algo más de ocho kilómetros al este de Villanueva: "[Aguilillas. Tumba nº 152] 1 cacerola. Nº 21, de 12,5 cm, arcilla tosca sin tornear, con dos asas y casi cilíndrica. De Manuel Aulló".

       Quien fuera Directora del Museo Arqueológico de Córdoba, Ana María Vicent Zaragoza, inició el estudio de las piezas obtenidas por Ángel Riesgo y depositadas en el Museo Arqueológico Nacional (a las que se denomina "colección Aulló"). Desgraciadamente, el infortunio provocó que Ana María Vicent sólo pudiera publicar una parte de ellas (Vicent Zaragoza, 1999).
(Fuente: A. Mª. Vicent Zaragoza, 1999.)
      
       Además de lo aportado por Ángel Riego, sobre todo las labores agrícolas sacaron muchas más sepulturas de este tiempo. Por ejemplo, Ana María Vicent publicaba en 1983 la excavación de una tumba en plena sierra cordobesa, en el cortijo Maljago Bajo de Obejo, cuyo interior contenía una jarra de barro y un plato de vidrio:
(Fuente: A. Mª Vicent Zaragoza, 1982-1983.)

       Los depósitos rituales de muchas de estas sepulturas se conservan en parte en el Círculo de Bellas Artes de Pozoblanco, y en los museos de Torrecampo y Villanueva de Córdoba.

       Como podemos ver en la fotografía de arriba, además de los recipientes cerámicos, de todas las formas, son característicos de la comarca de los Pedroches los platos de vidrio. Sobre ellos tenemos que volver en el blog, pues en los cementerios de la época en la península los objetos de vidrio que se encuentran son jarras, vasos, cuencos o ungüentarios, pero estos platos son muy raros al sur de los Pirineos.
(Plato de vidrio descubierto por Riesgo y regalado a Martínez Santa-Olalla. Fuente: Marcos Pous y Vicent Zaragoza, 1988, 215.)

       Opina el codirector de la excavación de La Losilla, Jerónimo Sánchez, que los resultados tras su excavación "podrían dar un giro en la historia de los Pedroches". Que la Fortuna los guíe y saquen cosas maravillosas, pero si al final se trata de una basílica con necrópolis incorporada de periodo postrromano-preislámico, incluso si se asentase sobre una estructura anterior, sólo se ratificaría lo que ya se sabía. Lo que sí podría suponer un gran cambio, o mejor, un mayor conocimiento de la historia de los Pedroches es la existencia de un yacimiento con materiales y forma de destrucción similares a los de Cancho Roano, o un altar de sacrificios rupestre del tipo de los de Panóias o Ulaca que, como las meigas, haylos.