En el dolmen de Las Agulillas

domingo, 3 de mayo de 2020

La "Cruz de Pinchos" de la iglesia de San Miguel

     Hoy, 3 de mayo, es el día más apropiado para tratar de esta cuestión, pues en el calendario católico hoy es el día de la Invención de la Santa Cruz.


     Conocida popularmente como “Cruz de Pinchos”, se trata de una cruz de madera policromada en dorado, con espinas curvas que cubren todos sus lados, a modo de potencias que reflejan la Divina Majestad. Se ubica en un retablo construido ex profeso en 1997-98 por Santiago Lara, en la nave izquierda de la iglesia de San Miguel Arcángel, pegado al muro, en el arco formero que pega al crucero. En esta foto es adornada para el día de hoy:



     El estilo de la cruz es marcadamente barroco, y ya la teníamos documentada en un inventario parroquial de 1763, como integrante de los bienes de la Cofradía de la Santa Vera Cruz. El investigador de Pozoblanco D. José Luis González Peralbo, buscando información en los protocolos notariales de Villanueva de Córdoba, encontró más información de esta cruz y, con total amabilidad y generosidad, la puso a disposición de Luis Ochoa, y que divulgamos.

     En la carta de última voluntad fechada en 1695 de Pedro de Contreras, escribano público de Villanueva de Córdoba entre 1678 y 1712, manifiesta expresamente lo siguiente: “Declaro que la Santa Cruz Dorada que di de limosna a la Cofradía de la Santa Vera Cruz de esta villa por una promesa, fue voluntad de dicha mi mujer se pagase por de ambos y así no se les ha cargar su costo a mis herederos”. Pedro de Contreras se casó en 1673 con Marina López del Pozo, hija del también escribano público Miguel del Pozo Panadero. Así pues, la fecha de la construcción de nuestra cruz estaría entre 1673 y 1695.

     Nos comenta D. Juan Ocaña Torrejón en su Callejero de Villanueva de Córdoba [entrada “Calle Contreras"] que el escribano Pedro de Contreras era propietario de la Venta del Mercader. Fue también uno de los 33 hermanos fundadores de la Congregación y Hermandad del Señor San José en Villanueva, Hermandad a la que, por la profesión de su Santo Patrón, estuvieron muy vinculados carpinteros y aladreros, por lo que un donativo de esta naturaleza parece pertinente.

     Manifiesta asimismo en su testamento don Pedro de Contreras que desea ser enterrado en la iglesia parroquial de San Miguel Arcángel de Villanueva de Córdoba, “en la capilla del Santo Cristo de la Vera Cruz, en la sepultura terriza que mis padres compraron en dicha capilla”. También manda “a la cofradía de la Santa Vera Cruz de esta villa dos libras de cera”. La relación que tenía don Pedro de Contreras con la Hermandad de la Santa Vera Cruz de Villanueva era ostensible, como demuestra la donación de esta cruz de madera dorada.

     La cofradía de la Santa Vera Cruz es una de las cuatro más antiguas de Villanueva, y ya existía en 1591. En el Callejero de Ocaña Torrejón encontramos información de esta Hermandad, de la que dice salía procesionalmente en el Santo Entierro, Jesús Resucitado y en las festividades de la Invención de la Santa Cruz (3 de mayo) y Exaltación de la Cruz (14 de septiembre). En el año 1632 se contrató al artífice Domingo Guayta para que les construya un retablo, importando las maderas, su transporte desde Almadén y la mano de obra del artista un total de 1.438 reales.

     De este culto a la Santa Vera Cruz derivan las populares fiestas de las cruces que se festejan el 3 de mayo, con altares callejeros  domésticos que se “vestían” con flores, en ocasiones hechas artesanalmente con hojas de estaño recortadas y moldeadas con calor. Es el caso de esta fotografía de inicios del siglo, de la cruz que había a la salida hacia Pedroche (exactamente donde hoy está la acera del parque junto a la parada de autobuses).



     Esta “Cruz de Pinchos” es de los escasísimos restos conservados del mobiliario religioso anterior a la Guerra Civil. El retablo de 1632 fue destruido, junto al resto de los retablos e imágenes que de albergaban en la iglesia de San Miguel, el 25 de julio de 1936, quemándose en la plaza. Si esta cruz se salvó es porque hasta entonces era costumbre que algunas imágenes se guardaran en domicilios particulares, bien porque pertenecían a esa familia bien porque eran miembros de la cofradía de las que eran titulares o las procesionaban. El dueño de la casa donde estaba la cruz en julio de 1936, al ver las circunstancias, decidió esconderla en su domicilio y, acabada la contienda, la restituyó a la parroquia de San Miguel.

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