Encina Enana, pues, fue el primer nombre que tuvo la localidad. Su origen quizá esté en el camino del Armillat (la principal vía de comunicación entre Córdoba y Toledo durante el califato cordobés), que discurría por algunas de las actuales calles de la población. Las fuentes documentales dicen en el siglo X que en este camino, y al sur del río Guadalmez, existía una posada para su servicio, llamada Qalyena, aunque no sabemos dónde estuvo situada y si pudiera tener alguna relación con el origen de Villanueva. En la calle Ventura de Villanueva de Córdoba, por donde transitaba el camino del Armillat, existió una inscripción árabe conmemorativa datada en el año 392 de la Hégira (noviembre 1001 - noviembre 1002).
(En tiempos más recientes para los que contamos con una abundante documentación, sabemos que Conquista se fundó a partir de una provisión de Felipe II de 7 agosto 1579 para crear una población estable en un "camyno donde an muerto por salteadores muchos honbres", en concreto el Camino de la Plata , la vía de comunicación más importante entre la Corte y el centro de la Meseta con el Valle del Guadalquivir; el lugar elegido fue una venta de dicho camino, conocida como Casas Pajerizas, Casas Pajizas, Porquerizas o Reogal.
Ya a finales del siglo XVIII comenzaron a asentarse algunas familias junto a las ventas de Azuel, Cardeña y Venta del Charco, que atendían a otro camino que subía desde Montoro, a la vera del Guadalquivir, adentrándose en el centro peninsular; en 1839 contaba con una población estable. Estas poblaciones surgieron de forma espontánea, no tienen una fecha de fundaciòn concreta como Conquista, pero todas comparten que el catalizador de su origen fue una venta junto a un camino. En este sentido, resulta interesante conocer que a finales del siglo XVIII hubo dos intentos de formar poblaciones al norte del entonces término de Montoro (actual Cardeña), en Ventas Nuevas y Navalamoheda, por parte, respectivamente, de D. Antonio López Madueño y el sacerdote D. Juan Burno Ruiz, y que ambos fracasaron.)
La primera referencia documental a Encina Enana la aportó don Miguel Muñoz Vázquez en la Revista de Feria de Villanueva de Córdoba de 1989: se trataba del traslado de una escritura fechada en 1437 en la que uno de los comparecientes citaba a un "ome de Ensina Enana" (un hombre de Encina Enana):
Algunos habían considerado que, en realidad, el prístino nombre habría sido Encina Nava, pero en el documento del siglo XV se lee sin ningún género de dudas "Ensina" (lo de la "s" supongo que se debe a que el escribano era de Adamuz, tierra de seseo...).
Desde 1499 ya es Villanueva de Córdoba. Como bien ha analizado Juan Gregorio Nevado Calero (2005, 28), "al cambiar el nombre de Encina Enana escogieron uno que asume la identificación jurídica y al mismo tiempo el ámbito jurisdiccional: por un lado villa y por otro Córdoba. Seguro que fue un acto de inteligencia y valentía mezclado con audacia", porque, en puridad, no tenía la condición de villa (lo que consiguió en 1553), sino que era un "lugar" dependiente de Pedroche. Este investigador (2005, 27-28) aclara lo que es un "lugar": "Lo que identifica esta palabra es que no tiene jurisdicción, está sujeta a otra entidad local superior. Similar es la identidad de aldea, si bien es una expresión que por norma general va acompañada del nombre de la villa a la cual pertenece y tiene un gran peso social y económico en el territorio. Si repasamos todas las referencias documentales que identifican a Villanueva de Córdoba, incluso cuando se llamaba Encina Enana, se puede comprobar que nunca escribieron que era una aldea de Pedroche, siempre dicen que es un "lugar" que pertenece a una determinada jurisdicción, con ello expresan la inexistencia de vínculo directo entre el pueblo matriz y el nuevo centro de población".
Esta interpretación, sin un nexo entre el origen de las primeras gentes de Encina Enana y Pedroche, es novedosa, pues la tradición (recogida por Juan Ocaña Prados en 1911) decía que Villanueva tuvo su origen en 1348, con vecinos de Pedroche que escapaban de la peste. En realidad, eso es lo que dice Luis María Ramírez de las Casas-Deza en 1839, pero refiriéndose a Torrecampo. Parece que Ocaña conoció la cita y la adaptó para Villanueva.
Otra hipótesis sobre el origen de la mayor parte de las villas de los Pedroches (la más comúnmente aceptada a pesar de su carácter legendario) las hace proceder de Pedroche. Es lo que escribió en 1660 el franciscano Fray Andrés de Guadalupe en su Historia de la Santa provincia de los Ángeles, y que Ocaña Torrejón recogía en su obra de . Lo transcribo con la ortografía actual para hacer más cómoda su lectura :
"Por ser Pedroche en aquellos tiempos [finales del siglo XII] villa tan numerosa, sus vecinos se desplazaban por todo su término con sus ganados y labores. Unos vecinos con dichas labores se apartaron una legua de Pedroche, otros dos leguas y otros tres y otros más. Como les fuese molesto a dichos labradores así apartados el venir todas las noches a dormir a su patria Pedroche, en dichos sitios de sus labores para su recogimiento, abrigo y defensa de los temporales, edificaron algunas casas a las cuales desde Pedroches les llevaban prevención y alimentos; y desde ellas los días de fiesta de precepto venían a oír misa y recirbir los Santos Sacramentos a Pedroche... Pero como por este tiempo en dichos caseríos hubiese mucha gente de diferentes edades y no fuese posible que todos viniesen a Pedroche dichos días de fiesta, o ya por enfermedad, o ya por lo riguroso de los tiempos, o ya porque no se podían dejar solas aquellas casas llenas de granos, alimentos, trastes y menesteres humanos, determinaron labrar ermitas o iglesias en los sitios de las dichas labores y caseríos; las cuales iglesias, siendo al principio pequeñas, después se hicieron mayores por la mucha gente que fue aumentando en dichos caseríos...
Pero estando ganado a los moros la ciudad de Córdoba y habiendo salido de esta villa mucha gente a dichos caseríos, para entenderse fue preciso ponerles nombre: llamóse pues el un lugar o caserio Torremilano, otro se llamó Pozoblanco, otro se llamó Torrecampo, otro se llamó Añora, otro se llamó Alcaracejos y otros se llamó Villanueva de Córdoba, de manera que de Pedroche salieron dichas seis poblaciones o lugares".
Al menos en lo que respecta a Añora, Antonio Merino Madrid ha demostrado sin ningún tipo de dudas que fue en principio una aldea (recordemos la diferencia entre "lugar" y "aldea") de Torremilano, que consiguió su independencia como villa en 1553.
Las dos hipótesis tradicionales (tanto la del origen en la peste como la de la expansión de los habitantes de Pedroche) entran dentro de las conjeturas que no se pueden contrastrar, no se apoyan en ninguna documentación. Y el caso concreto de Añora demuestra que no son válidas las generalizaciones. Así que la observación del señor Nevado Calero sobre la desvinculación de los primeros habitantes de Encina Enana con los de Pedroche es la que más se ajusta a lo que se desprende en las fuentes documentales de la época, en la que no hay nada que vincule el origen de los habitantes de, la entonces, Encina Enana con Pedroche como villa matriz. Simplemente una dependencia administrativa al estar aquélla en el alfoz de ésta.
(Hay otros elementos que apuntan en esta dirección, como el habla: en Pedroche, Añora, Pozoblanco o Dos Torres es muy característico el yeyeo, completamente ausente en Villanueva de Córdoba. O costumbres particulares de la población ajenas en las otras villas de los Pedroches, como el "agua de San Juan", para la que se emplea una planta, Sedum amplexicaule, que no es de las que recoge Pío Font Quer es su magna obra de plantas medicinales para elaborar tal producto. Tanto el "agua" como la "hierba" de San Juan son, además de en Villanueva de Córdoba, conocidos y empleados en Azuel y Cardeña, aunque hay una explicación muy lógica: cuando desde finales del siglo XVIII migraron para ir haciendo estas nuevas poblaciones, aquellas gentes se llevaron con ellas sus costumbres y tradiciones, como este agua de San Juan. Es cierto que ambas cosas, falta de yeyeo o esta agua "mágica", por sí solas, son irrelevantes, pero toman sentido si se parte de una población diferenciada. La falta de documentación sobre la forma del poblamiento de los Pedroches tras la conquista de Córdoba en 1236 nos impiden conocer los procesos de la formación de las villas de los Pedroches y del origen de sus gentes.)
Sea como fuere, desde 1499 el nombre de la población fue ese, Villanueva de Córdoba, mas no fue el único con el que se conoció. Al estar dentro de la gran Dehesa de la Jara también se conoció como Villanueva de la Jara, y aunque nunca fuera de forma oficial sí que estuvo muy extendido.
El cronista de Obejo, E. Ricardo Quintanilla González (2003, 179), trae en este sentido la "Receptoria autorizada por Pedro de Montoya y librada en Córdoba contra el concejo de la villa de Villanueva de la Jara", por cobrar a la baja en el peaje del ganado de la Mesta, fechada el 25 agosto 1487 en Córdoba. Pero en aquel entonces la localidad del norte de Córdoba no era villa aún. Sí lo era una población de la actual provincia de Cuenca, llamada Villanueva de la Jara, que adquirió la categoría de villa en 1476.
Esta confusión entre ambas localidades ya se la hacía saber a finales del siglo XVIII el sacerdote de Villanueva don Francisco Martínez Moreno al geógrafo Tomás López, en la respuesta al cuestionario que éste le envió: "Esta población es villa llamada Villanueva de Córdoba... Por otro nombre usado también y muy conocido se llama Villanueva de la Jara", insistiendo en que "le advierto que esta villa se llama Villanueva de Córdoba o de los Pedroches de Córdoba, porque por poner de la Jara se pierden muchas cosas equivocándola con la Villanueva de la Jara que dicen está hacia Madrid". Y con ambos nombres, Villanueva de Córdoba y Villanueva de la Jara, la denominó Tomás López en el mapa del Reino de Córdoba que realizó en 1797:
(Fuente. I.G.N.)
El que tal nombre fuera el oficioso no impidió que con tal apareciera en diversas publicaciones en la época de la Iluestración, como en el Diccionario geográfico universal editado por Antonio de Montpalau en 1783:
O en el Atlante español de Bernardo Espinalt, publicado en 1787:
(Fuente: http://www.solienses.com/archivos/biblioteca/)
Cuando en 1913 el médico de Villanueva de Córdoba, don Alejandro Yun Torralbo, editaba el primer semanario local, Escuela y Despensa, llamaba a la localidad Villacistínea, una traslación culta de Villanueva de la Jara, pues estas plantas pertenecen a la familia de las cistáceas. Y a ellas le debemos nuestro gentilicio: jarotes.
En definitiva, la encina y la jara (en la fotografía de abajo de un raro ejemplar albino de jara blanca, Cistus albidus) fueron los elementos elegidos para nominar a la población y sus habitantes.