Cardeña, Azuel y Venta del Charco fueron en su origen ventas
en el camino que desde Montoro se dirigía hacia la Mancha por Fuencaliente. Estas
ventas se convirtieron en los catalizadores que aglutinaron a las familias
naturales de Villanueva de Córdoba que desde finales del siglo XVIII
colonizaron lo que entonces era la parte más septentrional del término de Montoro.
Azuel contaba en 1839 con 47 vecinos (entre 165 y 190
personas), y con 435 habitantes en 1882. Aunque estuviese enclavada en lo que
ese tiempo era término municipal de Montoro, sus habitantes procedían de
Villanueva de Córdoba, y eran los sacerdotes de esta localidad los encargados
de su tutela espiritual. (Lo mismo ocurría para Cardeña y Venta del Charco.)
Ello ocasionaba molestias tanto a los vecinos como a los sacerdotes, que debían
desplazarse desde Azuel hasta la villa matriz para la administración de los
sacramentos. Me contó mi amigo José Antonio Merchán que el antiguo camino entre
Azuel y Villanueva fue conocido como “Camino de los Muertos”, pues por él se
llevaban al cementerio de Villanueva los cadáveres de las personas fallecidas
en Azuel.
En la obra Cardeña en
busca de su historia se narra cómo los vecinos de Cardeña consiguieron del
general Serrano y del obispado de Córdoba que se les construyera una iglesia,
bendecida el 1 de julio de 1881. Los autores del libro dejaban abierta la
posibilidad de que hubieran sido los habitantes de Azuel quienes construyeran
su iglesia, pues ni el Gobierno ni el obispado parecían estar por la labor de
sufragar dos iglesias en localidades tan cercanas.
Y así fue, los habitantes de Azuel levantaron su iglesia a
sus expensas. No les hizo falta nadie. Consideraban que les era necesaria y la
hicieron, siendo consagrada el 30 de diciembre de 1881. A partir de este
momento, y hasta que en 1890 se creara la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen, que
aglutinaba a las localidades de Azuel, Cardeña, Venta del Charco y Venta del
Cerezo, los sacerdotes de la iglesia de San Miguel de Villanueva se desplazaban
periódicamente a Cardeña y Azuel para administrar los sacramentos y celebrar
los oficios religiosos.
El acta de consagración de la iglesia de Azuel, realizada
por el sacerdote Blas Sanz Caballero, dice así:
“En la Aldea de Azuel, a treinta de
diciembre de mil ochocientos ochenta y uno, yo, el infrascrito Presbítero,
Rector y Cura ecónomo de la Iglesia
Parroquial de Villanueva de Córdoba, competentemente
autorizado por el Excmo. y Rvmo. Sr. Obispo de Córdoba, D. Fray Zeferino
González, bendije y habilité, para celebrar en ella el santo sacrificio de la
misa y demás funciones del culto religioso, una capilla construida en dicha
Aldea por los vecinos de ella, protegidos y ayudados por el referido Excmo. y
Rvmo. Sr. Obispo de Córdoba. Y para que conste, extiendo esta acta que firmo
juntamente con algunos de los vecinos de la referida aldea, que saben hacerlo y
asistieron a la ceremonia, en el día arriba expresado, treinta de diciembre de
mil ochocientos ochenta y dos = uno.
[Firma] Blas Sanz.
= dos tachado, no vale
=uno entre renglones, vale =
[Firmas de vecinos de Azuel]
Acta de Consagración de la capilla de Azuel, 30 diciembre
1881.
Edito para hacer un pequeño comentario sobre las primeras advocaciones de las iglesias de Azuel y Cardeña, cuando fueron coadjunturías de la de San Miguel de Villanueva. La de Cardeña se dedicó a San Ceferino, y la de Azuel a Santo Domingo de Guzmán. Ambas están relacionadas con el Obispo de Córdoba, Fray Ceferino González, miembro de la Orden de Predicadores (dominicos), fundada por Santo Domingo de Guzmán. Al emanciparse como parroquias propias, tomaron las advocaciones actuales de Nª Sª del Carmen en Cardeña y San José en Azuel.
El primer coadjutor de las iglesias de Cardeña y Azuel fue D. Juan Buenestado Gómez.